miércoles, 3 de junio de 2015

El centenario de Orson Welles

El pasado 6 de mayo se celebró el centenario de Orson Welles. Los medios de comunicación recordaron a un auténtico genio del cine, de la comunicación audiovisual. Su verdadera dimensión se entiende cuando pensamos que Ciudadano Kane, su ópera prima, en una de las mejores películas de la Historia del Cine. En él se conjugaba profundidad y belleza artística. Tales pretensiones encajaban mal con los intereses económicos de Hollywood. Tuvo que limitar su creatividad al tener dificultades de financiación. Sin independencia no había libertad para crear la película ideada por su genio.


Si recordamos una vez más a Ciudadano Kane, su legado resulta imperecedero en lo que se refiere al cine. La pretensión de criticar una sociedad materialista encarnada en un magnate de la prensa que no tiene tiempo nada más que de amasar una enorme fortuna, sin posibilidad de disfrutarla, se convierte en un misterio que explica la causa de la felicidad, que no son las antigüedades en forma de esculturas y pinturas compradas en lugares lejanos, sino los recuerdos de la infancia, aquel bienestar ingenuo materializado en un trineo llamado Rosebud.


Los movimientos de cámara, las angulaciones, la profundidad de campo, la selección de los escenarios, los contrastes de luces y de sombras configuran un estilo cinematográfico único. Se le ha denominado como el Shakespeare del cine, que alude además de su grandeza, a la fijación por el genial escritor británico, por quererle llevar al séptimo arte. Lo hizo tres veces, en Macbeth, Otelo y Campanadas a medianoche. Sin embargo, para cualquiera, son inolvidables, tres películas más, La dama de Shanghai, Sed de mal y El Proceso


Durante el mes de mayo el canal TCM, especializado en cine, homenajeó al director estadounidense con una exposición fotográfica inspirada en un universo visual, titulada, Bajo la influencia de Orson Welles. Reunió 20 obras de diez fotógrafos españoles, que reflejaron la riqueza del autor como referente artístico. Las fotografías iban acompañadas de citas. Una de ellas se refería a la cámara que hace buenas películas como un ojo en el corazón de un poeta. Y el cine entendido siempre como el descubrimiento de algo.

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