domingo, 25 de noviembre de 2018

La pintura de Bartolomé Bermejo

San Miguel triunfante con el demonio con Antoni Joan, 1468

El Museo del Prado organiza una extraordinaria exposición sobre Bartolomé de Cárdenas, alias el Bermejo (h.1445-h.1501), uno de los mejores pintores españoles de finales del siglo XV dentro del estilo, todavía vigente, del gótico. Una exposición singular por cuanto reúne sus mejores obras conservadas y clarifica aspectos sobre su vida hasta ahora no suficientemente conocidos. Sabemos que nació en Córdoba, pero su formación es una incógnita, aunque se cree que fue en la ciudad de Valencia, una urbe muy cosmopolita por aquellos años. Allí entraría en contacto con pinturas, dibujos y grabados tanto de origen italiano como flamenco, influencia que sería fundamental en su estilo de pintura.

Santo Domingo de Silos entronizado como obispo, 1475-77

La impronta de Jan Van Eyck y la de Roger Van Der Weiden se observa en la manera de pintar del artista hispano, autores muy famosos en su tiempo. En este sentido, Bartolomé Bermejo destaca por el realismo en el detalle de los objetos y los rostros de los personajes; la perfección técnica en la utilización del óleo; la amplia gama de colores que llegó a emplear; y su capacidad para desarrollar nuevas interpretaciones de todo tipo de temas e iconografías de carácter devocional. De esta manera, llegó a explorar nuevos terrenos en el campo del retrato y el paisaje, concibiendo obras más complejas e innovadoras al final de su carrera profesional. Fue imitado por sus colegas de la época, y admirado por nobles, altos eclesiásticos y mercaderes que fueron los comitentes de su obra.

Flagelación de Santa Engracia, 1474-77

La exposición madrileña reúne unas 48 obras. En el inicio del recorrido destaca el San Miguel triunfante sobre el dominio con Antoni Joan, fechada en 1468, su primera obra documentada realizada en Valencia para la parroquia de Tous, donde muestra ya el virtuosismo de su estilo en la captación de los materiales y el manejo del color. La firma al pie de la imagen nos habla de una personalidad acusada, muy segura de sus habilidades y prestigio. Por otra parte, según su trayectoria itinerante, pues después de Valencia se establece en Daroca y Zaragoza, se le ha atribuido, casi con seguridad su condición de judeoconverso, pues su esposa, Gracia de Palaciano, tenía esta condición, identidad conocida pues fue condenada por la Inquisición por prácticas judaizantes.

Tríptico de la Virgen de Monserrat, 1483-89

Bartolomé Bermejo tuvo que asociarse a pintores locales como los aragoneses Martín Bernat y Miguel Ximenez, o los Osona de Valencia, para sortear las restricciones del sistema gremial. Un asociacionismo que permitió por otra parte difundir su estilo, aquellos modelos creados por nuestro autor, confirmando que fue un artista de referencia, respetado y admirado por pintores y clientes por su superioridad técnica y excepcional creatividad, hasta tal punto que el cabildo de la Seo de Zaragoza ordenó controlar el acceso a donde trabajaba para preservar su intimidad. Una gran obra se encuentra el visitante a la mitad de la exposición, Santo Domingo de Silos entronizado como obispo, sin duda la más conocida de su mano, y la única que llegó a realizar, con amenazas de excomunión del retablo de Daroca.

Piedad Desplá, 1490

La exposición se cierra con su obra maestra, la Piedad Desplá, encargada por el arcediano barcelonés de este apellido, un personaje de cultura humanista. Fue concluida el 23 de abril de 1490 como símbolo de la Redención cristiana, tras la cual no se conservan obras atribuidas a su nombre, aunque está documentado hasta 1501.

lunes, 16 de abril de 2018

La arquitectura de Ventura Rodríguez

Retrato de Ventura Rodríguez, Goya, 1784

La Academia de Bellas Artes de San Fernando organiza la exposición, VENTURA RODRÍGUEZ. ARQUITECTO DE LA ILUSTRACIÓN, una muestra, en honor del artista natural de Ciempozuelos, prolongada en el tiempo hasta este mes de mayo, que reune un conjunto de planos, dibujos, libros, pinturas, asociadas a un extenso catálogo, que estudian la figura y la obra de este eminente arquitecto, uno de los más importantes e influyentes de la España del siglo XVIII. Las más de ciento cincuenta piezas originales se distribuyen en cinco módulos expositivos, que hacen cómoda la visita al espectador. Se incluyen, de igual manera, dos vídeos, uno destacado especialmente, que reconstruye el proyecto presentado para entrar en la Academia di San Luca de Roma.

Proyecto para entrar en la Academia di San Luca de Roma

Ventura Rodríguez estuvo vinculado a la Academia española desde sus orígenes en 1744. Se formó en el proyecto y la construcción del Palacio Real de Madrid, siendo ayudante de Juvarra y Sacchetti. En su obra unió la tradición italiana con la francesa, que conocía a través de los numerosos libros y estampas de arquitectura que formaban su rica biblioteca, a la que añadió la española. El resultado es una obra original, una interpretación moderna de la arquitectura barroca, en una época de profunda renovación del gusto hacia el clasicismo. Fue amigo de artistas e intelectuales como Goya, Mengs, Campomanes y Jovellanos. Tuvo importantes cargos en la misma Academia, en el Ayuntamiento de Madrid y en el Consejo de Castilla, aunque la relación con la corte y la monarquía, se puede considerar compleja y especial.


Fachada de la Catedral de Pamplona, 1783
Durante el reinado de Fernando VI alcanzó el éxito. De su mano es la construcción de la capilla del Palacio Real de Madrid, elegida frente a la del propio Sacchetti. Por aquellos años también realizó, la iglesia de San Marcos de Madrid, así como terminaría la basílica del Pilar de Zaragoza, en la que construyó la capilla de la Virgen. Sus proyectos más complejos y afortunados coincidieron con el reinado de Carlos III, aunque este monarca antepuso los diseños de Sabatini para la Puerta de Alcalá o la iglesia de San Francisco el Grande. Todo ello explica los numerosos proyectos realizados por la geografía española, entre los que destaca, la fachada de la catedral de Pamplona. La trayectoria final está marcada por la relación con el infante Don Luis de Borbón y su círculo personal, para quien realizó el palacio de Boadilla del Monte.

Proyecto para la fuente de Cibeles, Madrid

Decenas de proyectos resumen su carrera profesional, encargándose de una gran variedad de tipologías arquitectónicas. Por una lado de carácter religioso, templos, conventos, altares y transparentes, por otro, de carácter civil, palacios, plazas, puentes y fuentes, entre las que sobresalen las del Salón del Prado,  Cibéles, Apolo y Neptuno, una extensa obra completa gracias a su destreza y sensibilidad como dibujante. La exposición, por tanto, es una oportunidad para conocer la fecunda, original y brillante obra de uno de los arquitectos más relevantes de nuestra Historia del Arte.

sábado, 13 de enero de 2018

La pintura de Giorgio de Chirico

Las musas inquietantes, 1947

La sala Caixa Forum de Madrid organiza la exposición, EL MUNDO DE GIORGIO DE CHIRICO. Sueño o realidad, que reúne un conjunto de pinturas y esculturas del artista italiano, que se distribuyen en un cuidado y escenógrafico espacio expositivo que recuerda a uno de los motivos esenciales de sus lienzos, la plaza porticada. El recorrido que realiza el visitante resulta cómodo y sugerente para contemplar las distintas obras, la misma sensación que seguramente quiso transmitir el artista. Un trayecto a través de sus diferentes iconografías que se repitieron a lo largo de una larga vida de noventa años. De esta manera, nos encontramos con seis apartados temáticos, en los cuales se conjugan varios elementos, filosofía, arte y Antigüedad clásica.

Plaza de Italia con fuente, 1968

Giorgio de Chirico fue el creador a comienzos del siglo XX de la llamada pintura metafísica, que puede entenderse como una visión original de la realidad en la que se mezclan el sueño y la memoria, con referencias a un tiempo eterno. Esta visión será muy influyente en diversos movimientos artísticos como el realismo mágico, el pop art o el arte conceptual, pero sobre todo en el surrealismo, que le tendrá como uno de sus mentores. La sección principal de la exposición madrileña y el tema central de la pintura metafísica son las Plazas de Italia y maniquíes, desarrollada en Paris entre 1911 y 1915. Son imágenes compuestas por plazas porticadas, esculturas clásicas, torres, chimeneas, apariencias humanas como estatuas que transmiten un sentimiento fuerte y misterioso de raíz nietzschiana.

Retrato de Isa, 1934

El tema de los Interiores metafísicos nació durante la Primera Guerra Mundial cuando el artista sirvió como soldado. Representa un conjunto de objetos en el centro de una habitación en perspectiva con ventanas a paisajes arqueológicos y naturales, fábricas y plazas. Una iconografía más enigmática son los Baños misteriosos, creada en 1934 para las diez litografías que acompañarían otros tantos textos del escritor, Jean Cocteau, para el libro Mythologie. Representa la imagen del agua como un suelo de parquet en escenas ambientadas en un paisaje abierto. Hombres desnudos se sumergen en estas aguas, mientras otros vestidos permanecen de pie o sentados alrededor.

Visión metafísica de Nueva York, 1975

Los elementos de la cultura clásica son recurrentes en su obra y en varias iconografías, pero destacan sobre todo en la sección llamada, Mundo clásico y gladiadores, en el que éstos aparecieron especialmente, por primera vez en 1927. Para De Chirico, el género clásico por excelencia fue, el retrato, así los vemos también en su larga trayectoria. Hay que entenderlos no como simples representaciones de un personaje determinado, sino a los que hay que añadir una captación de la psicología. El apartado, Historia y naturaleza, reúne, finalmente, a las obras en las que el artista trata de recuperar los valores plásticos del pasado artístico, centrándose en el barroco, en la pintura de Rubens.