martes, 11 de julio de 2017

El arte de vanguardia de Kobro y Strzeminski

Composición espacial 4, 1929

El Museo Reina Sofía organiza la exposición, KOBRO Y STRZEMINSKI. PROTOTIPOS VANGUARDISTAS,  centrada en el trabajo de esta pareja de artistas de la primera mitad del siglo XX. Fueron además marido y mujer, padres de una niña, cuyo triste final por la enfermedad y la persecución política son el tema de la película póstuma del director polaco, Andrzej Wajda, actualmente en cartel, especialmente centrada en el primero. Si visitas la exposición después de haber visto esta película podrás entrar en contacto con las piezas originales y documentos que aparecen en ella, lo que nos informa de la relevancia de la muestra madrileña y el rigor del film, aunque más focalizada en sus años finales. En este sentido, la trayectoria de los dos artistas fue rica desde el punto de vista práctico como teórico.

Kobro y Strzeminski en la playa, 1928

En general, los ambos artistas concibieron la obra de arte constituída en consonancia con los principios que le son inherentes. También, consideraron el arte como experimento de forma pura, de una investigación creativa. La práctica desarrolla modelos abstractos que pueden aplicarse al diseño industrial, la arquitectura y la ingenieria. Pretenden una transformación sustancial del mundo, mediante la solución a cada problema que se plantea mediante el arte. Wladyslaw Strzeminsky se centraría sobre todo en el diseño y la pintura, y Katarzyna Kobro en la escultura y la arquitectura. Su trayectoria arranca en 1918 después de la Revolución Bolchevique en Rusia, donde asimilarían las ideas el suprematismo de Kazimir Malevich. A principios de 1922 se establecerían en Polonia donde liderarían  el movimiento de las vanguardias.

Sala neoplástica, 1947

Propiciaron con sus contactos y donaciones, la creación de la Colección Internacional de Arte Moderno en Lodz. A finales de los años veinte se sintieron atraídos por la vanguardia de Europa Occidental, especialmente de la Bauhaus y el neoplasticismo. De esta manera, Strzeminski desarrollaría la teoría unista, por el que la obra plástica no expresa ni es signo de nada, pero que es un modelo de racionalidad al ser resultado de la forma pura. Ideas que se materializaron en las Composiciones arquitectónicas. Por otra parte, Kobro desarrolló una teoría de la escultura en la que ésta es un modelo funcional para la vida por su papel relevante en la formación del espacio. La práctica de sus concepciones artísticas la podemos observar en la Sala neoplástica, diseñada en 1947, reproducida en la exposición.

La imagen remanente de la luz. Mujer de la ventana, 1948

Las duras condiciones de vida en Polonia influirán en la evolución de ambos artistas. Por una parte, Kobro, tras abandonar el arte, lo retoma a finales de los años cuarenta alejada de los principios constructivistas, más próxima a una estética poscubista. Por otra, Strzeminski, se centra desde el punto de vista teórico en el fenómeno de la visión, entendido como un proceso unido a los cambios de las condiciones de vida. Su manifestación pictórica son las llamadas pinturas solares en las que busca reproducir la posvisión o imagen remanente. Finalmente, los dos son un ejemplo de compromiso con el arte más transgresor y radical de su tiempo, sentando las bases de movimientos posteriores, y con la libertad artística y social frente a la represión del fascismo y los dictados del estalinismo.

viernes, 7 de julio de 2017

La fotografía de Albert Renger-Patzsch

Paisaje de Essen y mina de carbón, 1928

La Fundación  Mapfre organiza la exposición dedicada al fotógrafo, Albert Renger-Patzsch, uno de los más representativos de la llamada Nueva Objetividad, tendencia que surgió en Alemania al finalizar la Primera Guerra Mundial. Comenzó su trayectoria en la época de entreguerras y en ella alcanzó la fama. Junto a su padre, gran aficionado a la fotografía, aprendió en la infancia el uso de la cámara. En la juventud decidió dedicarse exclusivamente a su práctica y se convirtió en el director del archivo fotográfico de la editorial Folkwang. Uno de sus primeros encargos profesionales fueron las fotografías de plantas y flore.

Stapelia variegata, Asclepiadaceae, 1923

Renger-Patzsch mostró su obra de dos maneras durante su vida. Las exposiciones y las publicaciones, una manera de llegar a un público más amplio. Su obra fundamental  fue  El mundo es bello, que apareció en 1928. Un libro que cosechó abundantes críticas positivas y una cierta polémica con el filósofo, Walter Benjamin, entorno a la malinterpretación del título. El artista prefería uno diferente, Las cosas, no el más sugerente, que pudiera dar lugar a comprender su obra con un sentido puramente estético en un momento histórico en el que la situación sociopolítica era difícil. Tras su traslado a Essen comenzó un periodo en su vida de intensa producción fotográfica sobre la región del Ruhr. La exposición madrileña reúne extraordinarios ejemplos de este periodo. 

Essen-Stoppenberg, 1929

Finalmente, desde 1944 inicia su etapa en Wamel donde regresa a los temas de la naturaleza, centrándose en el paisaje. De esta manera, el autor realizó una prolífica obra durante cuatro décadas y media, que la exposición antológica de la Fundación Mapfre, refleja de forma extensa. Un autor que apostó siempre por la total autonomía del lenguaje fotográfico frente a otras artes, muy adecuado para representar la realidad moderna. Superó el pictorialismo mediante un estilo caracterizado por la precisión técnica y la claridad compositiva, con atención a los detalles, las estructuras y las formas de las cosas. El resultado era un nuevo tipo de imagen alejado de expresionismos y estilizaciones pictóricas. La actividad práctica y los ensayos teóricos y técnicos le convertirían en el fotógrafo mas destacado de la nueva objetividad y un referente para la futura fotografía documental.

Carretera en Essen, 1929

Este cambio artístico y perceptivo, de gran pureza formal, con gran rigor técnico y fidelidad en la representación de la realidad, se manifestó de la mano de Renger-Patzsch en un amplio conjunto de temas que oscilan entre la naturaleza y la tecnología, entre la tradición y el presente. Nos encontramos en su obra edificios, objetos industriales, plantas, máquinas e incluso paisajes, una representación no propia de la nueva objetividad, pero que él si captó frecuentemente. A pesar de la intención del autor de crear imágenes que solamente fuesen fotografías, sin salirse de los recursos específicos del equipo técnico, sin manipular ni retocar, el resultado va más allá de una simple catalogación del mundo moderno, alcanza a producir armonía y atractivo visual, una creatividad que le hacer ser considerado como un auténtico artista.