domingo, 26 de febrero de 2023

ARCO MADRID 2023


 

En estas fechas de finales de febrero nos encontramos una vez más con el Arte Contemporáneo en la Feria Internacional ARCO. Atrás quedan estos tres últimos años azotados por la pandemia, que redujeron considerablemente el mercado. En estos días, en cambio, vuelve en todo su esplendor, tanto por el número de galerías y entidades, más de doscientas, como de público, que muchas veces resulta intransitable. Los pabellones 7º y 9º de Ifema se han llenado a rebosar ayer sábado, ya de por sí aprovechados por las galerías y entidades. La feria no ha dejado pasar el 50 aniversario de la muerte de Picasso, y éste ha estado presente como inspiración en la obra de un gran número de artistas, que reflejan sus temas, los retratos de sus mujeres, especialmente de Dora Maar. Incluso, la reproducción de su cuerpo muerto en una especie de catafalco, una de las atracciones del público en esta edición.






De unos años a esta parte, la feria ha reducido su compromiso político que mostraba en otras ediciones más antiguas. La incertidumbre provocada por la guerra en Ucrania apenas se ve reflejada en la obra más reciente, si bien la abundante escultura de tamaño humano de metal, alguna como reproducción realista de caballeros armados, nos hace recordar tal acontecimiento militar. Las ideas feministas también han calado en la obra de los artistas contemporáneos que vuelven su mirada a aquellas pintoras que fueron silenciadas en el pasado. Igualmente, la sostenibilidad del planeta y la lucha contra el cambio climático, que hace que el diseño de algunas galerías y su decoración nos recuerde la crisis medioambiental de nuestro planeta. Por lo demás, la feria tiende a adaptarse al mercado reducido o extenso de España, conectado con Iberoamérica, en la calidad y el tamaño de las piezas ofertadas.






Los grandes autores del Arte Contemporáneo español están presente en la feria. Primeramente, Picasso, más como inspirador, que como obra ofertada. Del cubismo se puede observar ejemplos de Blanchard y Juan Gris. Más del surrealismo, pues se venden un buen número de obras de Joan Miró, tanto óleos como escultura. Además, hay alguna obra de Salvador Dalí. La abstracción de la segunda mitad del siglo XX, tiene abundantes ejemplos y autores, de la expresionista, como de la geométrica: Antoni Tapies, Saura, Palazuelo, Zóbel, Miralles, Gerardo Rueda, Luis Feito, y Canogar. Una lista complementada con nombres como Juan Genovés, Canogar, Soledad Sevilla, José María Sicilia, Carmen Laffón, cada uno en su estilo, y así una representación bastante amplia. Un triunfo de la pintura frente a la fotografía, reducida al máximo en esta feria, con obras de Robert Mapplethorpe, Ouka Lele, Alberto García Alix, y Cristina García Rodero, entre los más conocidos autores.






La escultura tiene abundante oferta con atractivas propuestas en distintos materiales: desde textil hasta la piedra pasando por el cristal, la madera o el acero. Escultores clásico dentro de la modernidad, como Pablo Gargallo o el mismo Miró, pequeñas y grandes piezas que se elevan hasta el techo, de estilo realista o abstracta, geométrica u orgánicas, algunas cinéticas o jugando con el espacio hueco. La feria, así, nunca deja indiferente, no sólo por contemplar la obra de los artistas más consolidados de la actualidad o del pasado, sino en las múltiples propuestas en vídeo, arte digital, de personalidades emergentes en el arte. Un mundo especial para el entendido, el comprador o el simple aficionado, abierto a la reflexión y sugestivo, que nos hace disfrutar cada edición.





viernes, 10 de febrero de 2023

El valor de la pintura: el Murillo de Abengoa


 Este mes ha saltado la noticia que la empresa Abengoa S.A., la que fuera la primera firma en cotizar en el Ibex y dar empleo a más de 26.000 personas, sale a subasta por 23.245.000 euros. Fue disuelta a finales de julio de 2022, dejando todavía numerosas deudas. Sin embargo, lo más destacado es que su bien más cotizado es la pintura de San Pedro penitente, realizada por Murillo en 1675 como encargo de Justino de Neve para el Hospital de los Venerables de Sevilla. Un lienzo que formó parte del expolio llevado a cabo por el mariscal Soult durante la Guerra de la Independencia. La obra fue comprada por la empresa andaluza en 2014 por seis millones de euros a un coleccionista iraní en la Isla de Man. Ahora se teme que siga su periplo por ser una pintura documentada desde su inicio y muy representativa de la época de madurez del artista. Además la pintura antigua carece en la actualidad de obras representativas en el mercado, lo que aviva su atractivo entre los compradores. De hecho, en 2016 su tasación alcanzó los ocho millones de euros.






Las instituciones se han coordinado esta vez para que no salga de Andalucía, ni de España. Ha sido declarada por la Junta como Bien de Interés Cultural, lo que limitará el precio de venta, y además, parece ser que el Estado ejercerá el derecho de tanteo en la subasta. Por otra parte, la Consejería ya había adquirido la Santa Catalina de Alejandría, también obra de Murillo que formó parte del expolio de las tropas napoleónicas, y pertenecía a la Fundación Focus de Abengoa, y que tuvo que vender junto a una Sagrada Familia de Bartolomeo Cavarozzi, por falta de fondos. Dicha fundación es propietaria de varias obras de Velázquez, como la Santa Rufina, que compró en 2007, por 12,47 millones de euros para su sede en el Hospital de Los Venerables.

martes, 7 de febrero de 2023

Fernando Zóbel en el Museo del Prado


 

El Museo del Prado organiza la exposición, ZÓBEL EL FUTURO DEL PASADO, que nos proporciona una nueva perspectiva sobre la obra y los procedimientos y concepciones artísticas de uno de pintores fundamentales del panorama español de finales del siglo XX, además de académico, erudito, mecenas y coleccionista. Llegó a fundar dos museos, uno en Manila, donde nació, y otro en Cuenca. Un pintor, por tanto, cosmopolita, cuya vida transcurrió en tres continentes, Asia, América y Europa, que dejarían una profunda huella en él. Se formó en la Universidad de Harvard en arte y literatura contemporánea. Estudió las tradiciones orientales de Filipinas, influenciadas por las culturas China y Japonesa. En su obra de los años cincuenta observamos la influencia de la caligrafía y la pintura de estas culturas. Llegó a España a comienzos de los años sesenta para continuar su labor de investigación y práctica artística.



La pintura de Zóbel pertenece a la vanguardia del siglo XX, dentro de la modernidad, al informalismo abstracto, sin embargo, el pensaba que no suponía una ruptura con la tradición figurativa y la historia del arte, sino un desvelamiento de la misma, pues en la obra de los grandes maestros se anticipa el futuro. Para llegar a comprender esto, se necesita educar la mirada, imprescindible del pintor. De ahí su visita constante a los museos del mundo y a su investigación minuciosa de la obra pictórica antigua, especialmente de Goya y Velázquez, que nos explica la presente exposición sobre el itinerario artístico y poético del autor, que reúne 42 pinturas, 51 cuadernos de apuntes y 85 dibujos. La muestra descubre el proceso deconstructivo, muy minucioso que lleva a cabo para estudiar las obras del Museo del Prado. Se aprovecha de su talento para el dibujo y el entendimiento del color para enseñarnos los aspectos ocultos a un simple mirada. Todo se completa con una cuidada caligrafía. De ahí surgen sus propias pinturas. 



El estilo nebuloso tan reconocido de Fernando Zóbel, pintor, nace, por tanto, de la comprensión de las aportaciones, más allá de su tiempo de las obras fundamentales de la historia del arte. Además emplea el concepto de Walter Benjamín de imagen dialéctica en la que se superponen coincidiendo, fragmentos distintos de tiempo, una suerte de temporalidad múltiple. Trata de traducir en sus pinturas el instante en el que el recuerdo anotado y dibujado, la memoria del pasado y la experiencia del presente, se encuentran. Utiliza, para ello una técnica de pintura gestual, mediante jeringuillas, que el llamaba, pinceles de niebla. Una técnica que no es rápida, sino lenta, donde parte del boceto o de una fotografía al dibujo, y de éste a la acuarela hasta llegar a la pintura final. De esta manera, en sus últimas pinturas cobrará importancia el paisaje, no entendido tradicionalmente, sino como metáfora abstracta, representación del efecto de las cosas en la sensibilidad que mira al pasado a la manera proustiana.