martes, 7 de febrero de 2023

Fernando Zóbel en el Museo del Prado


 

El Museo del Prado organiza la exposición, ZÓBEL EL FUTURO DEL PASADO, que nos proporciona una nueva perspectiva sobre la obra y los procedimientos y concepciones artísticas de uno de pintores fundamentales del panorama español de finales del siglo XX, además de académico, erudito, mecenas y coleccionista. Llegó a fundar dos museos, uno en Manila, donde nació, y otro en Cuenca. Un pintor, por tanto, cosmopolita, cuya vida transcurrió en tres continentes, Asia, América y Europa, que dejarían una profunda huella en él. Se formó en la Universidad de Harvard en arte y literatura contemporánea. Estudió las tradiciones orientales de Filipinas, influenciadas por las culturas China y Japonesa. En su obra de los años cincuenta observamos la influencia de la caligrafía y la pintura de estas culturas. Llegó a España a comienzos de los años sesenta para continuar su labor de investigación y práctica artística.



La pintura de Zóbel pertenece a la vanguardia del siglo XX, dentro de la modernidad, al informalismo abstracto, sin embargo, el pensaba que no suponía una ruptura con la tradición figurativa y la historia del arte, sino un desvelamiento de la misma, pues en la obra de los grandes maestros se anticipa el futuro. Para llegar a comprender esto, se necesita educar la mirada, imprescindible del pintor. De ahí su visita constante a los museos del mundo y a su investigación minuciosa de la obra pictórica antigua, especialmente de Goya y Velázquez, que nos explica la presente exposición sobre el itinerario artístico y poético del autor, que reúne 42 pinturas, 51 cuadernos de apuntes y 85 dibujos. La muestra descubre el proceso deconstructivo, muy minucioso que lleva a cabo para estudiar las obras del Museo del Prado. Se aprovecha de su talento para el dibujo y el entendimiento del color para enseñarnos los aspectos ocultos a un simple mirada. Todo se completa con una cuidada caligrafía. De ahí surgen sus propias pinturas. 



El estilo nebuloso tan reconocido de Fernando Zóbel, pintor, nace, por tanto, de la comprensión de las aportaciones, más allá de su tiempo de las obras fundamentales de la historia del arte. Además emplea el concepto de Walter Benjamín de imagen dialéctica en la que se superponen coincidiendo, fragmentos distintos de tiempo, una suerte de temporalidad múltiple. Trata de traducir en sus pinturas el instante en el que el recuerdo anotado y dibujado, la memoria del pasado y la experiencia del presente, se encuentran. Utiliza, para ello una técnica de pintura gestual, mediante jeringuillas, que el llamaba, pinceles de niebla. Una técnica que no es rápida, sino lenta, donde parte del boceto o de una fotografía al dibujo, y de éste a la acuarela hasta llegar a la pintura final. De esta manera, en sus últimas pinturas cobrará importancia el paisaje, no entendido tradicionalmente, sino como metáfora abstracta, representación del efecto de las cosas en la sensibilidad que mira al pasado a la manera proustiana.



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