El Museo del Prado presenta la exposición, SIGMAR POLKE. AFINIDADES DESVELADAS, que reúne un conjunto de casi medio centenar de obras del artista alemán, que demuestra la influencia en varios aspectos de Francisco de Goya. El punto de partida es el cuadro del pintor aragonés, Las viejas o El Tiempo (1810-12), perteneciente al Museo de Lille, que va a estudiar en profundidad a través de una radiografía, y también, desde la fotografía, que luego llevará a fotocopias, donde conocerá hasta el más mínimo detalle. La exposición muestra la obra de Polke bajo la impronta de esta obra de Goya, de su legado y trayectoria personal, en defensa de sus ideas ilustradas o de la modernidad, que anticipa el futuro del arte occidental. Su posición ante un mundo cambiante, le sirve de ejemplo ante la suya en la segunda mitad del siglo XX. Por otra parte, desde la radiografía, se observa en el famoso cuadro que Goya reutilizó un lienzo anterior que ya había pintado, lo que le sirve para enunciar su pintura como capas que sedimentan el tiempo y la memoria.
Se dice en el folleto de la exposición que la influencia de Goya en Polke abarca tres ámbitos: por un lado, el personaje y su circunstancia artística, política y social; por otro, la iconografía objetual y antropomórfica que aparece tanto en Las viejas como en su radiografía y, finalmente, la factura concreta del cuadro. El conjunto de pinturas, dibujos y fotografías, muestran estos aspectos de influencia. Una exposición que no se desarrolla de un modo cronológico, sino a través de conceptos que atraviesan el tiempo, entrecruzándose con el uso de diversas técnicas, poniendo de manifiesto su complejidad técnica. Se observa como el cuadro lo desmenuza el artista alemán hasta el más mínimo detalle desde una comprensión profunda que le sirve para desarrollar su creatividad. Los vestidos, las pelucas, la firma, la sombra de Saturno, las joyas, entre otros, son motivos que le inspiran. Además, el aspecto mitológico y sobrehumano, pues tiene un especial interés en lo mágico y lo paranormal, para considerar las obras como eventos fenomenológicos, más que realidades cerradas.
Sigmar Polke se siente fascinado por otras imágenes de Goya procedentes de Los Caprichos y los Desastres de la guerra, así como pinturas como el Coloso. Igualmente, de los frescos de San Antonio de la Florida. Además, incorporó otras de otros artistas como Max Ernst, Alberto Durero, o del cine soviético, en concreto, del Acorazado Potemkin, de Eisenstein. Nada por tanto deja indiferente en esta exposición al desvelar los fundamentos de innovación de este artista alemán, que son, de la misma manera, reveladores de la modernidad.