jueves, 6 de febrero de 2025

Sigmar Polke y Goya



El Museo del Prado presenta la exposición, SIGMAR POLKE. AFINIDADES DESVELADAS, que reúne un conjunto de casi medio centenar de obras del artista alemán, que demuestra la influencia en varios aspectos de Francisco de Goya. El punto de partida es el cuadro del pintor aragonés, Las viejas o El Tiempo (1810-12), perteneciente al Museo de Lille, que va a estudiar en profundidad a través de una radiografía, y también, desde la fotografía, que luego llevará a fotocopias, donde conocerá hasta el más mínimo detalle. La exposición muestra la obra de Polke bajo la impronta de esta obra de Goya, de su legado y trayectoria personal, en defensa de sus ideas ilustradas o de la modernidad, que anticipa el futuro del arte occidental. Su posición ante un mundo cambiante, le sirve de ejemplo ante la suya en la segunda mitad del siglo XX. Por otra parte, desde la radiografía, se observa en el famoso cuadro que Goya reutilizó un lienzo anterior que ya había pintado, lo que le sirve para enunciar su pintura como capas que sedimentan el tiempo y la memoria.



Se dice en el folleto de la exposición que la influencia de Goya en Polke abarca tres ámbitos: por un lado, el personaje y su circunstancia artística, política y social; por otro, la iconografía objetual y antropomórfica que aparece tanto en Las viejas como en su radiografía y, finalmente, la factura concreta del cuadro. El conjunto de pinturas, dibujos y fotografías, muestran estos aspectos de influencia. Una exposición que no se desarrolla de un modo cronológico, sino a través de conceptos que atraviesan el tiempo, entrecruzándose con el uso de diversas técnicas, poniendo de manifiesto su complejidad técnica. Se observa como el cuadro lo desmenuza el artista alemán hasta el más mínimo detalle desde una comprensión profunda que le sirve para desarrollar su creatividad. Los vestidos, las pelucas, la firma, la sombra de Saturno, las joyas, entre otros, son motivos que le inspiran. Además, el aspecto mitológico y sobrehumano, pues tiene un especial interés en lo mágico y lo paranormal, para considerar las obras como eventos fenomenológicos, más que realidades cerradas.




 

Sigmar Polke se siente fascinado por otras imágenes de Goya procedentes de Los Caprichos y los Desastres de la guerra, así como pinturas como el Coloso. Igualmente, de los frescos de San Antonio de la Florida. Además, incorporó otras de otros artistas como Max Ernst, Alberto Durero, o del cine soviético, en concreto, del Acorazado Potemkin, de Eisenstein. Nada por tanto deja indiferente en esta exposición al desvelar los fundamentos de innovación de este artista alemán, que son, de la misma manera, reveladores de la modernidad.




domingo, 2 de febrero de 2025

El arte y la poesía de Federico García Lorca


 

El Centro de Arte Reina Sofía presenta la exposición, EN EL AIRE CONMOVIDO..., comisariada por el pensador francés, Georges Didi-Huberman, que constituye un ensayo a través de pinturas, grabados, dibujos, esculturas, fotografías e instalaciones de vídeos, sobre la antropología política de la emoción en clave poética. Una emoción que se origina dentro del sujeto y se transmite, por así decirlo, por el medio físico, el aire, y se hace conmoción, se generaliza. La emoción, también, se asocia en el pensamiento occidental al pathos, que lleva asociado la imagen artística. De esta manera lo dejó enunciado Goethe, luego Hegel y Nietzsche, ratificado por Freud, y clasificado en representaciones, por Warburg. Sin embargo, siguiendo esta tradición, fue Federico García Lorca quien supo concretarla en la conferencia de 1933, Juego y teoría del duende, que es la pieza central de la exposición. De hecho, el título proviene del Romance de la luna, luna, que forma parte de su libro de poesía, Romancero gitano.



Las seis secciones de la exposición están presididas por una frase del famoso poeta, siguiendo su noción estética del duende. Se abre y se cierra el recorrido con el nombre de Infancias. Los niños miran la realidad con mayor profundidad e imaginación que los adultos, y a la vez, tienen miedo; son testigos del horror y los sufrimientos del mundo. Sus dibujos son prueba de ello; las imágenes fotográficas de los mismos, víctimas del antisemitismo o de una migración forzada. Pensamientos, nos muestra los tratados que intentaron clasificarlas, por un lado racionalizarlas y por otro, mostrar su poder emancipador. Igualmente, las partituras de las músicas que articulan las emociones. En las dos siguientes secciones se exponen la manera en las que se expresan las emociones: a través de las Caras, por medio de obras, como un vídeo de aquellas víctimas del Holocausto, mientras están dando su testimonio; o de los Gestos, cuando la emoción, el duende, se transmite al espacio según los gestos del baile, la pintura, o en vídeo.



En Sitios, se ponen de manifiesto las limitaciones de la concepción cartesiana del espacio y la irrupción de la emoción en éste; en Políticas, la lucha interminable contra la dominación desde el pensamiento crítico, sin evitar los aspectos negativos, la destrucción de la guerra y la violencia. De esta forma, toda la exposición construye un recorrido significativo de autores y obras, de pintura y escultura, grabado y dibujo, desde el siglo XIX, al XXI, de autores famosos junto a otros, no tanto, donde se muestra la relación con la obra filosófica y literaria. Además, de los originales y facsímiles de los escritos de Lorca, comprobamos su expresión plástica; lo mismo de Bertold Brecht o Kafka. Interesantes son las obras expuestas de Goethe. Por otra parte, los grabados de Goya, son fundamentales para entender cada uno de los apartados. Otros grandes nombres son los escultores, Medardo Rosso y Giacometti; los pintores, Salvador Dalí, Miró y Picasso, así como otros muchos; la fotografía de Robert Cappa, y como va dicho, distintas videoinstalaciones, que refuerzan la ideas esencial sobre la estética de la emoción, del duende lorquiano, una constante esencial del ser humano.



jueves, 16 de enero de 2025

Max Ernst y el cine


 

El Círculo de Bellas Artes de Madrid presenta la exposición, MAX ERNST. SURREALISMO. ARTE Y CINE, que puede considerarse un recorrido por la obra del artista a lo largo de su trayectoria, poniendo especial relevancia a su relación con la imagen cinematográfica, dentro de la visión surrealista, que mantendría siempre. Se exhiben para ello un conjunto de pinturas, grabados, fotografías, dibujos, secuencias de cine, y documentos de todo tipo. Se echan en falta las primeras, aunque no desmerecen las que se presentan, que se suplen con reproducciones antiguas. Max Ernst fue un artista polifacético: pintor, escultor, escritor, actor, que consideraba el cine, como todo el movimiento surrealista, una disciplina de alto nivel. El mismo artista quiso llevar sus obras al Séptimo Arte, y participar en varios proyectos cinematográficos a lo largo del tiempo. Creó los premios escultóricos para un festival de cine y formó parte del jurado de los mismos.



El artista como todo surrealista se adentró en el mundo del inconsciente, de lo irracional que fluye en la mente humana, según influencia de la psicología de Freud, en boga en la primera mitad del siglo XX. Un mundo relacionado con la biología y la astronomía, también de dimensiones ocultas y herméticas. Su iconografía representa estas características más los deseos eróticos del ser humano. Será un maestro en el empleo de técnicas como el collage, el frottage y la escritura automática. Todo ello lo vemos desde su incorporación al grupo surrealista, dirigido por André Breton, cuando llegó a París a principios de los años 20, tras dejar su país de origen donde había formado parte del grupo dadaísta. En la capital francesa pudo iniciar su actividad creativa e innovadora, que mantendría a lo largo de su vida. En principio su huella la vemos en la misma película de Buñuel y Dalí, Un perro andaluz. De los años veinte, son su serie Historia natural y la novela collage, La mujer de las 100 cabezas, que puede considerarse un auténtico manifiesto surrealista.



En 1930 participó en la parte inicial de la segunda película de Buñuel y Dalí, La edad de oro, como actor, película que serviría de inspiración a su novela-collage publicada tres años después, Una semana de bondad, que constituían 182 imágenes agrupadas en cinco cuadernillos con cubiertas de colores, cada uno vinculado a uno de los cuatro elementos y a uno o varios días de la semana. Al estallar la Segunda Guerra Mundial, el grupo surrealista se encontró en peligro, y tuvo que refugiarse en una villa a las afueras de Marsella a la espera de abandonar el país, no sin seguir su actividad artística en la misma, que se reconstruye según una serie de Netflix, Trasatlántico, de 2023. El punto de unión definitivo entre la carrera de Ernst y el cine es la película, Sueños que el dinero puede comprar, dirigida por el artista y director Hans Richter en 1947, producida por Peggy Guggenheim, formada por un políptico de episodios cortos, que incorporan obras de arte surrealistas. El primer episodio, llamado, Deseo, está dirigido por el propio Ernst, donde actúa e incorpora su propio guion.



En 1945, una obra suya, Las tentaciones de san Antonio, fue elegida entre otras de doce artistas estadunidenses y europeos, entre los que se encontraba, Dalí, Paul Delvaux y Dorotea Tanning, para incluirla en la película, La vida privada de Bel Ami. Recibió como premio una suma de dólares que le permitió adquirir una casa en Arizona, donde residió hasta que regresó en 1953 definitivamente a Europa. Su trabajo de la época es la serie Microbios, que inicia un periodo de investigación sobre la naturaleza, el cosmos y el microcosmos, de la que se ven varios ejemplos, y las fotografías que le tomaron en pleno proceso de creación. Además, se incluye, las esculturas de las piezas de ajedrez, que a lo largo de su carrera hizo. En la década de los cincuenta, diseña la escultura de bronce, Homme, premio cinematográfico para Oberhausen, y se convierte en jurado del festival internacional de cortometrajes de Tours, para el que realizar también el trofeo, llamado, La Tourangelie, un festival de marcada influencia surrealista.



La exposición finaliza con dos series fundamentales de grabados, que unen imágenes, con palabras y poesía: la primera, se denomina, Maximiliana o la práctica ilegal de la astronomía, donde muestra la teoría surrealista de la conciliación de los opuestos, al conectar, espacio terrenal e infinito cósmico, visiones micro y macro. Una obra que sería llevada a documental por el director, Peter Schamoni, en el que Ernst era protagonista y guionista; la segunda, a comienzos de los setenta, la serie de litografías, La balada del soldado para el poema de Georges Ribemont-Dessaignes, que transmite un mensaje antimilitarista. El director, Gérard Patris, hace protagonizar su película, Histoires Naturelles: Max Ernst, al propio artista en su nueva casa francesa de Seillans, leyendo poemas de la obra, que constituye el último espacio y contenido de la exposición.

jueves, 19 de diciembre de 2024

La obra de Saul Steinberg


 

La Fundación Juan March presenta la exposición, SAUL STEINBERG, ARTISTA, una retrospectiva sobre la obra de este artista fundamental de la postguerra, a través de un conjunto que supera los 400 ejemplos. Una obra que le define, con dificultad, como polifacético, desde diversos géneros. Decía de sí mismo que era un escritor que dibuja. También, que no sabía escribir, y que le definía más bien, la grafología, el lenguaje de la línea. Sin duda, en sus dibujos es donde muestra su auténtica maestría, de la que surgen las demás manifestaciones o formas, como son pinturas, collages, grabados, esculturas y fotografías. Trabajó como ilustrador de revistas y libros de artista de los que se exhiben numerosos ejemplos. Inspiró a otros escritores a desarrollar su creatividad como Harold Resenberg, Italo Calvino, Éugene Ionesco o Roland Barthes. Además, a tres fotógrafas cómplices del autor, que interpretan su figura y su expresión artística como Inge Morath, Evelyn Hofer y Lee Miller.



Las numerosas obras de la exposición se distribuyen en once apartados de diversa extensión. El primero, titulado, El artista errante, nos refiere la condición de emigrante y viajero del artista. Nacido en Rumanía, formado como arquitecto en Italia, hasta llegar a EEUU, donde se asentaría profesionalmente, que da nombre al segundo apartado, En Nueva York y desde Nueva York, donde descubre un paisaje inexplorado, que ve necesario dibujar. Steinberg huyó de Europa por el fascismo antisemita como tantos otros intelectuales que emigraron a América. Por otra parte, el autor se siente fascinado por los edificios y las ciudades, de acuerdo con su formación arquitectónica. En el apartado, Los que miran el arte, se reúne su interés por representar el arte observado y su influencia mutua. Incluso imita la obra de autores como Mondrian o Millet. Para ello recurre al dibujo, al óleo sobre lienzo o al collage de gran tamaño.




Las imágenes de Steinberg crean conjuntos abigarrados de personajes y líneas. A veces con carácter irónico, otras conceptual. A eso se refiere el apartado, Imágenes pensantes y pensadas. No fue un artista solitario, si acaso exclusivamente para trabajar, pero el resto del tiempo con su familia y amigos. La sección, Amigos, familia, desconocidos y otros animales, nos muestran obras que son dibujos de diplomas sobre destacados autores. También libros colaborativos en los que aporta su labor como ilustrador. Según Harod Rosenberg, el tema de su arte es el artificio, el modo en que las personas y las cosas se inventan a sí mismas, o son inventadas para presentarse al mundo. Reflexión que preside el apartado denominado, La identidad, que da pie a fotografías del autor y su familia con máscarasOtra sección entera, Del natural a la tercera dimensión, se ocupa de sus cuadros, composiciones o conjunto de objetos de madera, principalmente, donde se llega a representar su estudio completo, o muebles con supuestos libros. 



Finalmente, dos de los apartados más personales, Portadas en The New Yorker, que las expone todas, lo mismo que en Los libros de Saul Steinberg, que procura cada uno de sus ejemplares. El recorrido acaba con una solicitud a participar. En un mostrador con papel y lápiz se invita a través del dibujo o la escritura a que plasmes lo que te sugiere lo observado. Luego tienes que depositarle en un buzón. Sigue, así, uno de los temas favoritos del autor, El arte sobre el arte.



martes, 19 de noviembre de 2024

La escultura de Matisse


 

La Fundación Canal presenta la exposición, MATISSE. METAMORFOSIS. ESCULTURAS Y DIBUJOS, sobre una faceta desconocida del genio francés, asociado al color del Fauvismo, a una visión optimista o alegre de la vida. Pero Henri Matisse tuvo una vocación de artista interdisciplinar más allá de la pintura, entendiendo la expresión artística susceptible de ser empleada de diversas maneras. No sorprende tanto, así, que tuviese un trabajo escultórico, cuyo resultado es más dramático, intenso e introspectivo, donde el artista experimenta y crea obras fruto de su obsesión por el cuerpo humano, principalmente de la mujer. Las realizó durante toda su vida sin una progresión cronológica, constituyendo un conjunto de unas 84 esculturas, todas de pequeño tamaño, realizadas en bronce según la técnica de la cera perdida. De todas ellas, la exposición muestra unas 33, más de un tercio, relacionadas con dibujos, grabados, y fotografías antiguas de las imágenes que le sirvieron de modelo o inspiración.



La exposición organiza su exhibición en cinco secciones temáticas: Figuras agachadas; Figuras tumbadas; Figuras con brazos levantados; Retratos, y Motivos y variaciones. Matisse para la elaboración y creación escultórica tiene presente los modelos clásicos grecolatinos que representaban dioses o héroes. También la escultura contemporánea de Aristide Maillol y Rodin, además de sus procesos creativos. De hecho, dos ejemplos del primero aparecen en la misma, contrastando de manera evidente, pues las superficies elaboradas de Matisse son angulosas sin formas depuradas, resultantes del trabajo sobre la materia plástica que sirve de estructura para el bronce. De ahí surgen las series de un mismo motivo, que es el sistema creativo de Matisse, repetitivo sobre una misma idea a desarrollar. La estética definida del artista tiende a la abstracción del cuerpo humano y a la expresividad de la fragmentación y la simplificación de las formas. De esta manera se aleja del academicismo y entra de lleno en la modernidad.




Las esculturas de las venus antiguas le sirven de inspiración como observamos en su pose agachada. De ahí experimenta con la figura acurrucada o encogida, un tema muy repetido también en su obra pintada y dibujada. A través de las figuras tumbadas o reclinadas, explora la calma, la sensualidad y la intimidad. En otras la dota de un cierto dinamismo que favorece la torsión de las formas.  La pose con los brazos levantados procede de la iconografía antigua de Andrómeda y de la representación del San Sebastián del cristianismo. Además coincide con la influencia de la escultura primitiva africana cargada de erotismo. Preside la sala principal de la muestra una de sus últimas obras, el Cristo de la capilla de Vence. Cercana se encuentra su última escultura,(1950), que representa a la modelo Carmen Leschennes, de ese apodo, que representa su imponente anatomía atlética, evocando la escultura griega y la metamorfosis de los humanos en plantas, de un tema que preocupó al artista al final de su vida, la simbiosis de los femenino y lo vegetal. 



Otra sala, más pequeña se dedica a los retratos en tres series, dos para sus modelos, Jeannette y Henriette, y una para su hija, Margerite, aunque las obras más antiguas son dos bajorrelieves en grandes medallones, retratos de su pareja, Caroline Joblaud. Matisse pretende no representar de manera fiel el rostro, sino el carácter, la impresión que le proporcionan desde una relación afectiva, para ello parte de un dibujo, luego llega a un modelo en barro, que ha sido trabajado con las manos, para dar lugar a la pieza resultante de bronce, a la que seguirán otras obras sobre la misma modelo en un camino hacia la abstracción. Finalmente, las sala bajo las bóvedas de ladrillo visto, se dedica a la quinta sección, Motivos y variaciones, la única que no está dedicada a la escultura, sino al dibujo, basándose en el lienzo, Rama de hiedra (1916), realizado durante la Primera Guerra Mundial, que presenta un tema vegetal que retomará Matisse años después para este proyecto en el que experimenta sobre un motivo base desde el que va realizando variaciones como el gesto de un hombre que busca su camino, a tientas, en la oscuridad. De esta manera, el visitante, puede contemplar 11 dibujos del Motivo H, que junto a otros, estuvieron clavadas en las paredes de su taller, a modo de fotogramas, que luego fueron reunidos en un libro de 1943 bajo el título que da nombre a esta sección.


jueves, 31 de octubre de 2024

La colección Pérez Simón



La sala CentroCentro del Ayuntamiento de Madrid presenta la exposición, SETENTA GRANDES MAESTROS DE LA COLECCIÓN PÉREZ SIMÓN, una selección escogida de uno de los conjuntos artísticos privados más relevantes reunidos, que suman un total de tres mil cuatrocientas obras entre pinturas, esculturas, dibujos y obra gráfica, producto de una intensa pasión por el arte y con el objetivo de su estudio, conservación y difusión. Un conjunto que muestra un espíritu enciclopédico por la variedad de autores y lugares de procedencia en tres de los continentes, Europa, América y Asia. Fruto del conocimiento y del gusto personal formado desde la adolescencia por medio de la visita de museos en su afán de búsqueda de la belleza. Una trayectoria que invita al visitante a realizar otra por esta selección que se presenta ahora en la capital, que se inicia en el Renacimiento. Destacan en esta sección titulada, Maestros antiguos y primeros modernos, un Retrato del Príncipe Carlos Luis de Van Dyck, de cuerpo entero y de gran tamaño; una Virgen con el niño, de Rubens; un extraordinario Murillo representado a San Juan Bautista; la Caridad, de Lucas Cranach el Viejo, y atendiendo al país de procedencia del coleccionista, una Virgen de Guadalupe, de Manuel de Arellano.






El siglo XIX constituye la segunda sección, seguramente el periodo que sobresale de esta exposición y de su entera colección, por el número y la calidad de sus obras. Entre ellas destaca, la pintura victoriana, el conjunto más importante de este periodo fuera del Reino Unido. Muestra sus distintas tendencias, el Academicismo, el Esteticismo, el Prerrafaelismo y el Romanticismo. Presenta una obra capital del periodo, Las rosas de Heliogábalo, de Lawrence Alma-Tadema. Tiene un apartado especial, El retrato femenino, donde se introducen obras de autores españoles, como Ignacio Zuloaga, Raimundo de Madrazo y Julio Romero de Torres. El conjunto de pinturas francesas del periodo sobresale, igualmente con relevantes ejemplos del Impresionismo, Postimpresionismo y Simbolismo, mostrando obras de Monet, Pisarro, Renoir, Gauguin, Cézanne, Van Gogh, y Gustave Moreau. Finalmente, de este siglo, observamos pinturas españolas de Sorolla y Anglada Camarasa.






La tercera sección, denominada, De las Vanguardias al arte actual, mantiene el atractivo para el espectador. Exhibe obras de Kokoschka y Munch, dentro del Expresionismo; de Picasso, Braque y Léger, que se engloban en el Cubismo; muestra una obra Dufy situada en el Fauvismo; y de Salvador Dalí, Paul Delvaux y René Magritte, representando al Surrealismo. Por otra parte, llama la atención el Desnudo reclinado con libro, de Tamara de Lempicka, en estilo art déco, y dos obras mexicanas, una de Diego Rivera, y otra de Frida Kalho, titulada, Niña Tehuacana, Lucha María, fechada en 1942. Las obras de la segunda mitad del siglo subrayan su gusto amplio y de diversa procedencia, con autores como Mark Rothko, Alex Katz, Pistoletto, Miquel Barceló y Manuel Valdés. La sala que pone fin al recorrido incluye obras procedentes de Japón y de China, potencia artística emergente. Finalmente, un paisaje urbano del realismo madrileño, la clásica representación del comienzo de la Gran Vía, de Antonio López García.





lunes, 28 de octubre de 2024

La fotografía de Christian Franzen


 

La Academia de Bellas Artes de Madrid presenta la exposición, FRANZEN: UN DANÉS EN EL MADRID DE LA RESTAURACIÓN, que reúne doce obras procedentes de su colección en la pequeña sala dedicada a este medio, y otras procedentes de colecciones privadas en una mesa acristalada. El autor nació y se formó como fotógrafo en su país natal donde llegó a abrir un estudio. Con 26 años se trasladó a Madrid instalándose en la calle Príncipe, número 11. Poco a poco se convertiría en uno de los estudios más relevantes de la época, siendo nombrado fotógrafo de la Casa Real en 1899. Realizaría, así numerosos retratos de la Regente, con la que tendría amistad, y su hijo Alfonso XIII, así como de toda la familia. Ganado su prestigio también sería retratista de la aristocracia, de la clase alta madrileña, y de numerosos personajes famosos por su escritura, como Pérez Galdós o Emilia Pardo Bazán, cuyos retratos están en esta exposición. Igualmente, numerosas personas que quisieron inmortalizar su imagen en momentos relevantes de su vida.



Christian Franzen y Nissen, no solo fue un notable retratista, sino que destacó en el fotoperiodismo, captando imágenes de grupo en los salones de la Corte. La exposición exhibe un libro con una colección de sus fotografías publicado en la época. También captó paisajes urbanos, como la fotografía del comienzo de la Gran Vía, y realizó obras de pinturas para su posterior publicación. Este interés por el arte le granjeó la amistad de Joaquín Sorolla, a quien retrató junto a su familia. El pintor valenciano le correspondió con un retrato de su mano.



La fama obtenida por el fotógrafo está justificada por la calidad técnica de su obra. Desarrolló en su estudio distintas innovaciones que luego serían patentadas. Desde muy pronto fue uno de los profesionales en utilizar primero el flash de magnesio. Trabajaba, así, tanto en negativo en cristal para añadir tonos y graduaciones, como el positivo, que le da esa factura singular a sus imágenes. Por otra parte, la exposición conmemora los cien años de su muerte, aunque con retraso, pues él murió en 1923. A pesar de ello, su estudio continuó abierto por su hija Mimi y su primo hasta 1970. La mayor parte del trabajo de Franzen está depositado en el Fondo Documental de RTVE, que lo adquirió por aquella época, y hoy está digitalizado y publicado en su página web para su consulta.