martes, 30 de junio de 2015

Rogier van der Weyden en España

El Descendimiento, 1443, Museo del Prado

Durante esta primavera que acaba de terminar, el Museo del Prado, ha organizado la exposición, Rogier van der Weyden y los reinos de la Península Ibérica. Una magnífica muestra dedicada al pintor de la ciudad de Bruselas que ha reunido el conjunto de sus obras maestras que nunca habían sido expuestas juntas. Igualmente, de aquellos que en España, tanto en pintura, como en escultura, recibieron su influencia directa de su obra o porque le conocieron.

Tríptico de Miraflores, 1445, Berlín

Roger van der Weyden fue un pintor muy famoso en su época a mediados del siglo XV, cuya obra decoró las cortes de los más importantes reyes. Fue coetáneo de otro de los genios de los llamados primitivos flamencos, Jan van Eyck. Trabajó para el duque de Borgoña, y desde esa época está presente en España. Primero cuando Juan II de Castilla donó un tríptico pintado por él a la cartuja de Miraflores en 1445, obra presente en la exposición. 

Madonna Durán, 1435-38, Museo del Prado
A esta pieza le siguieron, en la misma época, la llamada, Madonna Durán, y posteriormente, vinculadas al mecenazgo de los Austrias, el Descendimiento, comprada por María de Hungría, y llevado al Escorial por Felipe II, que adquirió, por mediación del pintor Antonio Moro, el Calvario, a la cartuja de Scheut. Una obra que fue pintada en los últimos años de su vida sin las ataduras de un encargo concreto y se muestra en la exposición en todo su esplendor después de una laboriosa restauración. Este magnífico grupo de obras se completa con el Tríptico de los Siete Sacramentos, encargada por Jean Chevrot, obispo de Tournai.


El Calvario, 1457-64, El Escorial
El estilo del artista flamenco aparece ante el espectador reuniendo un conjunto de características originales. Por una parte podía representar cualquier cosa con gran realismo a la vez que ignoraba la lógica entre el espacio y la escala, o desdibujaba la diferencia entre realidad y escultura. Por otra, era capaz de imitar el medio natural con toda fidelidad y crear formas en composiciones basadas en armonías geométricas, de impacto inmediato en quien las observa, completado con un manejo preciso del color.

martes, 23 de junio de 2015

El examen de selectividad de Historia del Arte 2015

En este espacio dedicado a la Historia del Arte, merece dedicar un comentario a la Prueba de Acceso a la Universidad de esta materia. De todos es conocido que presenta dos opciones con cuatro preguntas. Las más voloradas son la primera, el desarrollo de un tema con cuatro puntos, y el análisis y el comentario de una lámina, tres puntos. En esta edición, la correlación de estas dos preguntas ha sido la siguiente: en la opción A, el tema ha sido, La arquitectura en la Antigua Grecia y la lámina, el cuadro de Diego Velázquez, el Aguador de Sevilla; en la opción B, El Renacimiento en Italia, centrado en el Cinquecento, y la lámina, el Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de Compostela.

El aguador de Sevilla, Diego Velázquez
Las dos opciones tienen sus pros y sus contras. La primera pasa desde la época Antigua hasta la moderna, mientras la segunda, del Renacimiento al gótico. Hay una disparidad mayor cronológicamente en la primera opción. Los contenidos, además, son más específicos al referirles sólo a la arquitectura. El Renacimiento en Italia, aunque esté centrado en el Cinquecento, es un tema a desarrollar más general, al abarcar también escultura y pintura. Las dos láminas se refieren a la Historia del arte español. Las dos son muy conocidas, tal vez más el conjunto de escultura gótica, que la obra de juventud de Velázquez, pero le perjudica la mala calidad de la lámina.

El Pórtico de la Gloria, Santiago de Compostela
Desde el punto de vista de la evolución de los estilos, observamos un cierto equilibrio entre las dos opciones: Arte Clásico-Barroco; Arte Clásico(Renacimiento)-Gótico. Entre ellos más próximos los segundos. La disparidad resulta mayor en la opción B si tenemos en cuenta la cuarta pregunta al tener que mencionar cuatro monumentos del Antiguo Egipto, frente a la opción A, también muy llamativa, referida a cuatro monumentos hispano-musulmanes. Finalmente, en cuanto al vocabulario, las dos opciones tienen en común, que preguntan por dos autores y un estilo.

miércoles, 3 de junio de 2015

El centenario de Orson Welles

El pasado 6 de mayo se celebró el centenario de Orson Welles. Los medios de comunicación recordaron a un auténtico genio del cine, de la comunicación audiovisual. Su verdadera dimensión se entiende cuando pensamos que Ciudadano Kane, su ópera prima, en una de las mejores películas de la Historia del Cine. En él se conjugaba profundidad y belleza artística. Tales pretensiones encajaban mal con los intereses económicos de Hollywood. Tuvo que limitar su creatividad al tener dificultades de financiación. Sin independencia no había libertad para crear la película ideada por su genio.


Si recordamos una vez más a Ciudadano Kane, su legado resulta imperecedero en lo que se refiere al cine. La pretensión de criticar una sociedad materialista encarnada en un magnate de la prensa que no tiene tiempo nada más que de amasar una enorme fortuna, sin posibilidad de disfrutarla, se convierte en un misterio que explica la causa de la felicidad, que no son las antigüedades en forma de esculturas y pinturas compradas en lugares lejanos, sino los recuerdos de la infancia, aquel bienestar ingenuo materializado en un trineo llamado Rosebud.


Los movimientos de cámara, las angulaciones, la profundidad de campo, la selección de los escenarios, los contrastes de luces y de sombras configuran un estilo cinematográfico único. Se le ha denominado como el Shakespeare del cine, que alude además de su grandeza, a la fijación por el genial escritor británico, por quererle llevar al séptimo arte. Lo hizo tres veces, en Macbeth, Otelo y Campanadas a medianoche. Sin embargo, para cualquiera, son inolvidables, tres películas más, La dama de Shanghai, Sed de mal y El Proceso


Durante el mes de mayo el canal TCM, especializado en cine, homenajeó al director estadounidense con una exposición fotográfica inspirada en un universo visual, titulada, Bajo la influencia de Orson Welles. Reunió 20 obras de diez fotógrafos españoles, que reflejaron la riqueza del autor como referente artístico. Las fotografías iban acompañadas de citas. Una de ellas se refería a la cámara que hace buenas películas como un ojo en el corazón de un poeta. Y el cine entendido siempre como el descubrimiento de algo.