martes, 31 de enero de 2023

La cuñada de Van Gogh


 

El pintor Vincent van Gogh fue considerado el pintor más valioso de la Historia del Arte cuando sus obras maestras estuvieron en el mercado. Hoy es uno de los grandes artistas junto a Gauguin y Cézanne en los que se fundamentaron los Movimientos de Vanguardia a principios del siglo XX. El museo que lleva su nombre en Ámsterdam va a abrir este febrero la exposición Choosing Vicent, que se dedica a la familia en el 50º aniversario de su apertura. Una apertura que se debió a la colección aportada por el sobrino del famoso artista que transfirió su propiedad al Estado holandés. Uno de los protagonistas será su madre, Jo van Gogh-Bonger, la que fuera mujer de Theo, que promocionaría, como una auténtica empresaria la obra de Vicent a quien apenas conocía.



El papel de Jo ha sido fundamental para el conocimiento de la obra de Vicent van Gogh, un pintor que en vida no vendió ninguna obra, se las transfería a su hermano Theo, que era marchante de arte, y quien dedicaba un porcentaje de sus ingresos a sufragar la práctica artística de su hermano a quien consideraba un auténtico artista. De la relación entre los dos hermanos conocemos un volumen considerable de cartas que informan de las ideas artísticas del mismo. Pero todo se truncó cuando se suicidó en julio de 1890. Theo fallecería seis meses después. De esa manera, una portentosa colección de pintura y dibujos quedaron en manos de Jo, que se ocupó a partir de ese momento en promocionar la obra de su cuñado y venderla de alguna forma. Llegó a organizar exposiciones, como la de 1905 en el museo Stedelijk de Ámsterdam, a estar pendiente de la críticas, y a traducir las cartas al inglés, que ella consideraba valiosas. A su muerte, en 1925, había vendido cerca de 200 de sus obras.

domingo, 22 de enero de 2023

Hergé y el Arte


El Circulo de Bellas Artes de Madrid dedica una antológica al famoso artista del cómic, HERGÉ. Las dos salas dedicadas a exposiciones temporales muestran su larga trayectoria. En el primer piso sus comienzos, y ya reconocido por el público, el segundo. Georges Remi es el nombre propio tras el alias de Hergé. Nació en Bruselas, Bélgica a la que estuvo ligado siempre, aunque con una vocación universal cuando alcanzó la fama. Desde niño se inclinó hacia el dibujo, a expresarse con imágenes. Solamente de esta forma alcanzaba la calma. A los 14 años publicó en la revista de los Boys Scout, a los que pertenecía. Era una aventura de Totor.  Posteriormente, crearía el personaje que le daría su reconocimiento, Tintín, el reportero de Le Petit Vingtiéme en 1929. Su primera aventura fue Tintín en el país de los soviets, un año después. Por aquellos años, compatibilizó el trabajo en el cómic con el diseño publicitario, que acabaría abandonando a pesar de su talento.





Hergé fue un dibujante autodidáctica, influido por los autores del momento. Luego se formaría en el arte contemporáneo que delimitarían sus gustos. El se consideraba un artesano al servicio de los medios gráficos, pero llegó a contribuir a que el cómic se considerare un arte con mayúsculas. En la exposición que está abierta estos días podemos observar algunos cuadros de su colección privada, donde no le importaba la representación abstracta, a pesar que él era un artista fundamentalmente realista. Admiraba a Jean Dubuffet, Serge Poliakoff, Miró, Lucio Fontana, Raynaud, y la pintura Pop, la de Lichtenstein o Andy Wharhol, cuyo retrato se puede ver en la muestra. En la década de los sesenta, se planteó dedicarse a la pintura, idea que desechó tras realizar unos treinta lienzos, por considerarlo incompatible con las aventuras de Tintín.



El comenzó trabajando sólo, con alguna ayuda de su mujer, una labor ardua si quería proporcionar la máxima calidad a su obra. Durante la Segunda Guerra Mundial siguió trabajando en el periódico controlado por los alemanes, Le Soir, en pleno auge de su carrera, circunstancia que dio pie suspicacias que no llegaron a más. En 1946 se publica el primer número de la revista Tintín, con las aventuras ya coloreadas, en un formato de álbum, mejor adaptado al gran público. El éxito y la necesidad de rigor, le hacen contar a partir de 1950 de un equipo, que le ayude a desarrollar sus planteamientos originales, sobre todo los referidos a la puesta en escena, de aquellos países y costumbres, coches, máquinas, edificios, que aparecen en las aventuras del famoso personaje. Un personaje, que de hablar en francés de Bruselas, empieza a comunicarse en múltiples lenguas, hasta las del Lejano Oriente.



Al estilo del dibujo de Hergé se le ha definido como línea clara, un trazo simplificado pero lleno de vitalidad al servicio del relato. El artista, así parte de una idea, de ese relato que esboza en dibujos hasta delimitarlo en viñetas completas. Luego el equipo lo remata con tinta y color, para terminar en la imprenta. El lenguaje cinematográfico ha estado siempre presente en su obra, en relación a la composición de las escenas, y sobre todo en la utilización de las elipsis. A lo largo del tiempo el estilo de Hergé, según sus propias humildes opiniones fue mejorando hasta alcanzar su madurez. Su mentalidad se hizo más abierta a las aportaciones tecnológicas de su tiempo y a otras culturas. Se achaca a las aventuras de Tintín el ir dirigidas a chicos, donde la mujer no tiene suficientemente protagonismo. Luego, la familia, entre un numeroso conjunto de personajes, se amplió, pues junto al perro Milou, surgieron Tornasol, Hernández y Fernández, Bianca Castafiore, y sobre todo,  el capitán Haddock. Unos personajes que son más que simulaciones de seres vivos, son proyecciones del autor, egos experimentales, en palabras del escritor Milan Kundera.

jueves, 5 de enero de 2023

Picasso y Chanel


 

En el Museo Thyssen se pone en diálogo la moda y la pintura contemporánea en la exposición, PICASSO/CHANEL. lo que es lo mismo el artista más famoso del siglo XX y la modista de igual rango en su tiempo. Así lo concibió un amigo en común de ambos, el poeta Jean Cocteau. Los tres colaborarían juntos y se inspirarían mutuamente, sobre todo en los años 20, en la llamada Belle Epoque. La muestra se organiza en cuatro secciones presentadas por orden cronológico, entre 1908 y 1925, que reúne un valioso conjunto de pinturas y vestidos alternados, junto a fotografías, publicaciones y vídeos. Llevan como títulos, El cubismo y el estilo Chanel; Olga Picasso; Antígona, y El tren azul.




Seguramente los dos artistas tenían una admiración mutua antes de su conocimiento en la primavera de 1917 con ocasión del estreno del ballet Parade, de Serguéi Diághilev, donde participaba Picasso. También la bailarina del mismo, Olga Khohlova, su primera mujer, era una clienta de Chanel, quien diseñó su vestido para su boda en 1918. Por otra parte, la exposición muestra la influencia de dos de los estilos del artista malagueño en las creaciones de la modista, del cubismo, tanto analítico como sintético, como del clasicista o vuelta al orden, un estilo picassiano inspirado en la Antigüedad clásica. De esta manera observamos como el geometrismo de líneas rectas y angulosas del cubismo, así como la mayor simplificación formal se aprecian en las formas de los vestidos que expresan una gran modernidad a pesar del tiempo transcurrido.



El frasco de Chanel nº 5, todavía hoy a la venta encuentra paralelismo en botellas representadas en dos collages de Picasso de 1912. Además en los numerosos retratos de Olga de la muestra se observan prendas de la modista francesa. Los dos artistas iban a colaborar profesionalmente en dos ocasiones. Primero en la adaptación de Antígona de Sófocles por Cocteau en 1922, donde Picasso realizaría el decorado, en la que Chanel diseña el vestuario inspirado en la Grecia clásica. Segundo, en 1924, en el ballet y opereta, El tren azul, escrita de nuevo por Costeau, cuya imagen del telón es la de una obra del artista malagueño titulada, Dos mujeres corriendo, que llamó la atención al productor, Diághilev. Una grabación completa de este ballet con los trajes realizados por la Ópera de Paris en 1992 se pueden ver en las últimas salas.