viernes, 12 de abril de 2024

La colección del Museo de Bellas Artes de Valencia



La Fundación María Cristina Masaveu Peterson de Madrid presenta la exposición, COLECCIÓN MUSEO DE BELLAS ARTES DE VALENCIA. ENTRE EL BOSCO Y SOROLLA, una selección de sus más importantes obras reunidas en esta institución. Un conjunto que nos informa de la riqueza que atesora, cuyo origen se remonta a los bienes provenientes de la desamortización del patrimonio eclesiástico, por una parte, y luego, de las colecciones estatales de la región. Después, se unirían las adquisiciones o donaciones recibidas por la Generalitat Valenciana. La actividad económica ligada al puerto marítimo en conexión con otros lugares de España o de Europa, promovió una actividad artística relevante desde el final de la Edad Media, que llegaría hasta nuestros días. La exposición actual nos da una buena muestra de la riqueza que atesora, organizadas en nueve secciones desde el punto de vista cronológico.



En el recorrido destacan, como no era menos, los grandes nombres nacidos en la comunidad valenciana, y otros menos conocidos, también de ese origen, que nos sorprenden por su calidad. De la misma manera, relevantes pintores que forman parte de la historia del arte. Al principio podemos observar obras dentro del gótico internacional o bajo la influencia flamenca. Las comunicaciones con Italia fueron frecuentes, y esa inspiración se deja de notar en los autores. Una comunicación que se mantendrá con el tiempo. Una de las primeras salas del recorrido impacta al espectador. La que reúne obras de Paolo de San Leocadio, y de los pintores Fernando de los Llanos y Fernando Yáñez de la Almedina, un espacio con la destacada tabla central del Tríptico de la Pasión o de los Improperios del Bosco. Un grupo magnífico completado por una tabla del singular, Bartolomé Bermejo, de origen cordobés pero que desarrolló su obra en el Reino de Aragón.



Según avanza el recorrido, destacan obras de Gaspar Becerra y Alonso de Berruguete. También Vicente Macip, y un grupo de magníficos ejemplos de su hijo, Joan de Juanes. Más relevantes todavía, a mi entender, corresponden a las secciones correspondientes al estilo barroco, al siglo XVII. Nos encontramos destacados ejemplos de Francisco y Juan de Ribalta, y desde luego, José de Ribera con tres lienzos. Destaca una obra de Pedro Orrente, un retrato de Godofredo de Bouillon. Pedro Pablo Rubens está representado con una Virgen con el Niño. Le siguen dos obras de Valdés Leal, y termina la excelente serie, con una obra del madrileño, Claudio Coello, y una Virgen meditando de Zurbarán. Ya en el siglo XIX, el recorrido nos muestra un conjunto significativo, sobresaliendo los espacios dedicados, cómo no, a Joaquín Sorolla, y al paisajista Antonio Muñoz Degrain. El recorrido termina ya en la segunda mitad del siglo XX con El Alambique del Equipo Crónica.




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