lunes, 28 de diciembre de 2015

La pintura de Luis de Morales

La Virgen de la leche, 1560-1565, Museo del Prado
El Museo del Prado organiza una extraordinaria exposición dedicada al pintor, Luis de Morales, llamado el Divino, porque según escribió Antonio Palomino a comienzos del siglo XVIII, todo lo que pintó fueron cosas sagradas. Nació en 1510 o 1511 y murió probablemente en 1586. Aunque se desconoce su lugar de nacimiento, vivió y trabajó en Extremadura, donde fue el pintor más importante durante más de cincuenta años. Su producción se extendió a Portugal, a las ciudades próximas de Évora y Elvas y a otras regiones de España. 

Nacimiento de la Virgen, 1562-1567, Museo del Prado
La muestra reune obras desde la década de los cuarenta hasta el final de su trayectoria, constituyendo un conjunto de cincuenta y cuatro, agrupadas en cinco secciones: Iconos perdurables; En torno a la Virgen y el Niño; Narraciones complejas: los retablos; Imágenes de pasión y redención,San Juan de Ribera y la espiritualidad de la Contrarreforma. Fue un pintor de éxito que junto al taller tuvo mucha clientela privada y de la Iglesia. Trabajó para los oratorios de las casas y palacios, y para decorar los templos en forma de retablos. Expresó como nadie en su época la espiritualidad de la Contrarreforma católica.


San Juan de Ribera, 1566, Museo del Prado
Tiene un estilo muy original y reconocible. Su influencias se encuentran por una parte en la pintura italiana, los grandes maestros, Rafael, Leonardo da Vinci y Sebastiano del Piombo, por otra en maestros provenientes de Flandes, en estampas de Durero o en la escultura de Alonso de Berruguete. Emplea el paisaje o sitúa la figura sobre un fondo oscuro que resalta con fuertes contrastes de luces y sombras. Las figuras son un tanto estilizadas con una cuidada factura, un especial sfumato que aplica a las texturas y a los contornos. Las composiciones son sencillas en favor de la eficacia visual con una intensa carga emocional.

Ecce Homo, 1560-1570, Museo del Prado

La exposición arranca con La Virgen del pajarito, una obra monumental donde se observa la influencia italiana, como en La Virgen con el Niño y san Juanito, hoy en la Catedral de Salamanca. De esta misma iconografía, y asociada a la temática bíblica de la huida a Egipto, aparecen expuestas varias vírgenes ataviadas de gitanas, en el que aparecen cubiertas con un gorro circular. El artista siempre trabaja con el óleo sobre tabla de diferentes calidades, roble o nogal. Un capítulo especial de su iconografía está dedicada a la figura de Cristo, camino del Calvario llevando la cruz o como Ecce Homo. En las tablas provenientes de retablos se recogen otras escenas de la vida o de la Pasíón. La captación escultórica del cuerpo le emparenta con la obra de Alonso de Berruguete.

La Piedad, 1560, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando

Los dos únicos dibujos que se pueden atribuir a su mano los puede contemplar el visitante. En ellos el estilo peculiar del pintor se refleja en la manera de trazar las figuras con la tinta. Pocos pintores han sabido captar con tanto dramatismo el tema de la Piedad, de la cual se pueden observar magníficos ejemplos como la de Polán (Toledo) y la de la Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, que cierra el recorrido. Finalmente, para la comprensión de la obra pictórica de Morales se tiene que hacer referencia a la figura de san Juan de Ribera, que fue obispo de Badajoz entre 1562 y 1568, para quien trabajó como su pintor de cámara. Así realizó su retrato conservado en el Prado y obras tan significativas como el tríptico del Museo de Cádiz.

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