La Fundación Juan March presenta la exposición, SAUL STEINBERG, ARTISTA, una retrospectiva sobre la obra de este artista fundamental de la postguerra, a través de un conjunto que supera los 400 ejemplos. Una obra que le define, con dificultad, como polifacético, desde diversos géneros. Decía de sí mismo que era un escritor que dibuja. También, que no sabía escribir, y que le definía más bien, la grafología, el lenguaje de la línea. Sin duda, en sus dibujos es donde muestra su auténtica maestría, de la que surgen las demás manifestaciones o formas, como son pinturas, collages, grabados, esculturas y fotografías. Trabajó como ilustrador de revistas y libros de artista de los que se exhiben numerosos ejemplos. Inspiró a otros escritores a desarrollar su creatividad como Harold Resenberg, Italo Calvino, Éugene Ionesco o Roland Barthes. Además, a tres fotógrafas cómplices del autor, que interpretan su figura y su expresión artística como Inge Morath, Evelyn Hofer y Lee Miller.
Las numerosas obras de la exposición se distribuyen en once apartados de diversa extensión. El primero, titulado, El artista errante, nos refiere la condición de emigrante y viajero del artista. Nacido en Rumanía, formado como arquitecto en Italia, hasta llegar a EEUU, donde se asentaría profesionalmente, que da nombre al segundo apartado, En Nueva York y desde Nueva York, donde descubre un paisaje inexplorado, que ve necesario dibujar. Steinberg huyó de Europa por el fascismo antisemita como tantos otros intelectuales que emigraron a América. Por otra parte, el autor se siente fascinado por los edificios y las ciudades, de acuerdo con su formación arquitectónica. En el apartado, Los que miran el arte, se reúne su interés por representar el arte observado y su influencia mutua. Incluso imita la obra de autores como Mondrian o Millet. Para ello recurre al dibujo, al óleo sobre lienzo o al collage de gran tamaño.
Las imágenes de Steinberg crean conjuntos abigarrados de personajes y líneas. A veces con carácter irónico, otras conceptual. A eso se refiere el apartado, Imágenes pensantes y pensadas. No fue un artista solitario, si acaso exclusivamente para trabajar, pero el resto del tiempo con su familia y amigos. La sección, Amigos, familia, desconocidos y otros animales, nos muestran obras que son dibujos de diplomas sobre destacados autores. También libros colaborativos en los que aporta su labor como ilustrador. Según Harod Rosenberg, el tema de su arte es el artificio, el modo en que las personas y las cosas se inventan a sí mismas, o son inventadas para presentarse al mundo. Reflexión que preside el apartado denominado, La identidad, que da pie a fotografías del autor y su familia con máscaras. Otra sección entera, Del natural a la tercera dimensión, se ocupa de sus cuadros, composiciones o conjunto de objetos de madera, principalmente, donde se llega a representar su estudio completo, o muebles con supuestos libros.
Finalmente, dos de los apartados más personales, Portadas en The New Yorker, que las expone todas, lo mismo que en Los libros de Saul Steinberg, que procura cada uno de sus ejemplares. El recorrido acaba con una solicitud a participar. En un mostrador con papel y lápiz se invita a través del dibujo o la escritura a que plasmes lo que te sugiere lo observado. Luego tienes que depositarle en un buzón. Sigue, así, uno de los temas favoritos del autor, El arte sobre el arte.
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