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Logia dei Lanzi/@sociarte, 2014 |
La ciudad de Florencia fue una de las capitales del arte del Renacimiento, el llamado Quattrocento. En ella las más acaudaladas familias de comerciantes y banqueros ejercieron el mecenazgo artístico durante los siglos XV y XVI. Propiciaron el desarollo del Humanismo, la vuelta a los ideales de la Antigüedad clásica en la filosofía y el arte. Las proporciones humanas se encontrarán en la base de la arquitectura, la escultura y la pintura de la nueva época histórica. La mitología de los dioses y héroes de los romanos y griegos vuelve a emplearse otra vez en la lucha de la ciudad por la libertad contra la tiranía.
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Vista desde la Logia dei Lanzi/@fejerod, 2014 |
Si hay un espacio singular en Florencia que exprese mejor los nuevos tiempos, es la Plaza de la Signoria, que reúne un conjunto espectacular de esculturas que unen Antigüedad y Renacimiento artístico. Frente al imponente Palacio Vecchio, sede del
comune, se disponen las obras de Donatello, el
Marzocco, un león que apoya su pata sobre el emblema de la ciudad, y la
Judith y Holofernes, ambas copias de los originales conservados. También copia, pero imponente, es el
David de Miguel Ángel, símbolo de la independencia de los florentinos. Al lado derecho de la puerta, se muestra la poderosa efigie de
Hércules venciendo con una maza a
Caco, original de Baccio Bandinelli. El clasicismo evoluciona hacia el artificio manierista.
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Detalle del Rapto de las Sabinas/@fejerod, 2014 |
Detrás de los gigantes se encuentran dos
termini de la misma época de una figura masculina y otra femenina. En la Logia dei Lanzi se guardan un conjunto de piezas romanas y frente a ellas, tres obras maestras de la escultura del siglo XVI, el
Perseo que muestra la cabeza de la
Medusa, de Benvenuto Cellini; el
Rapto de las Sabinas y
Hércules y el centauro Nesso, de Giambologna. La serenidad y el equilibrio clásico se transforman en el dinamismo que contorsiona las figuras atormentadas por la acción violenta de la derrota o el rapto.
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Detalle del centauro Neso/ @fejerod, 2014 |
El espacio de la plaza se completa con dos magníficas obras: el conjunto de la Fuente de Neptuno, obra de Bartolomeo Ammannati, y la estatua equestre de Cosme I Medici, a cuyo mecenazgo se deben gran parte de ellas. Unos ejemplos escultóricos principalmente en bulto redondo con la inclusión del relieve, sobre todo realizados en marmol de diferentes tipos y en bronce.