El documental, LA SAL DE LA TIERRA, dirigido por Wim Wenders y Juliano Ribeiro Salgado, cuenta la trayectoria profesional del fotógrafo, Sebastiao Salgado. Ganó dos premios en el Festival de Cine de Cannes, un Premio Especial del Jurado en la sección Una Cierta Mirada y un Premio del Jurado Ecuménico. También en el pasado Festival de San Sebastián ganó el Premio del Público. Un gran palmares para una cinta que hace un recorrido por todos los proyectos del fotógrafo brasileño desde sus inicios en Francia exiliado por la dictadura.
Los proyectos fotográficos de Salgado implican multitud de viajes para documentar una realidad que le interesa, principalmente de carácter social y humano. A los proyectos les dedica varios años de su vida, que le han llevado a convivir con pueblos apartados de primitivas costumbres y con refugiados por el hambre y la violencia. A padecer condiciones extremas para la supervivencia humana. Ha documentado la vida de los indígenas americanos; los genocidios y las hambrunas del continente africano; las duras condiciones de trabajo en los más lejanos países del mundo; las grandes migraciones de nuestro mundo globalizado; los paisajes primigenios que todavía se conservan en la Tierra.
La fotografía de Salgado es comprometida en los medios que utiliza, en lo que implica de convivir con el objeto representado. De igual manera, por el asunto tratado. Busca, por otra parte, realizar una fotografía con unas exigencias estéticas determinadas. A él no le interesa la imagen de un oso por muy cerca que le tenga, sino aquella en la que éste se encuentra, con unas características determinadas de luz y composición. Apuesta por el blanco y negro frente al color como en el último proyecto, Génesis. Encuentra la belleza formal sin renunciar al contenido en la imagen captada.
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