domingo, 1 de septiembre de 2019

La etapa de Olga Picasso

Retrato de Olga Picasso, 1918, Museo Picasso-París
El Caixaforum de Madrid exhibe en sus salas la muestra, OLGA PICASSO,  sobre la influencia que tuvo en la vida y en la obra del pintor malagueño. Se expuso por primera vez en el Museo Nacional Picasso-París, para conmemorar el centenario  del conocimiento de la pareja en 1917, cuando el insigne pintor visitó Roma invitado por Jean Cocteau. En esa visita coincidió con los Ballets Rusos dirigidos por Serguei Diáguilev, en cuya compañía Olga participaba. La pareja contrajo matrimonio el 12 de julio de 1918 en la iglesia ortodoxa rusa de la calle Daru. Ahora, su nieto, Bernard Ruíz Picasso, estudia el periodo en el que estuvieron juntos, a partir de un baúl de viaje lleno de fotografías y cartas, que ilustran lo que él denomina, periodo Olga.


Maternidad, 1921,  Museo Nacional Picasso-París

Entre 1917 hasta 1935, Picasso y Olga vivieron juntos. La relación se resintió a partir de 1927 cuando el pintor conoció a Marie-Thérése Walter, una joven de 17 años que pronto se convertirá en su amante. En llamado periodo Olga, coincide sobre todo con la etapa clásica del artista, correspondiente a su interés por la Antigüedad y el Renacimiento. Picasso retorna a la figuración a través de la influencia de Ingres. De esta manera lo comprobamos en los numerosos retratos de pintura y dibujo dedicados a Olga y a Paulo, su hijo, nacido en febrero de 1921. Las escenas familiares, centradas en la maternidad y en la infancia, están llenas de dulzura, una época de felicidad, expresadas con las formas claras y contundentes provenientes del clasicismo.

Paulo vestido de arlequín, 1924, Museo Nacional Picasso-París

El visitante, igualmente, comprende mejor este periodo con los numerosos documentos fotográficos donde aparece la familia Picasso, desconocidos hasta ahora para el gran público. En ellos podemos encontrar imágenes de las visitas que realizó el artista a España, a Barcelona o San Sebastián; muchas son de la casa de Boisgeloup, en las que aparece la madre del pintor. Un conjunto, bien conservado, que se extiende a la propia familia de Olga Khokhlova, nacida en Nizhyn, ciudad actual de Ucrania. Sus retratos con tono melancólico aluden a lo avatares dramáticos que vivía esa familia en Rusia en plena revolución soviética con la que mantenía correspondencia epistolar, muy distintos al prestigio social y artístico junto a Picasso por aquellos años.

Etienne de Beaumont Ball (Picasso), París, 1924, Man Ray

Las fotografías y las cartas se complementan con cintas de cine grabadas por la propia pareja de ellos mismos, especialmente de Paulo jugando. La exposición madrileña refleja el cambio de estilo de Picasso a finales de los años 20. Coincide con el deterioro de la relación con Olga y la influencia creciente del movimiento surrealista. La belleza de Olga, entonces cambia hacia la expresión violenta de desgarro como representa el cuadro, Gran desnudo en un sillón rojo de 1929. En este punto, el pintor malagueño, vuelve a recurrir a la mitología para identificarse a sí mismo como el minotauro.  Un personaje, símbolo de la vida y la muerte, de las relaciones complejas que lleva el artista con las mujeres a finales de los años 30.

Gran desnudo en un sillón rojo, 5 de mayo de 1929.

El nacimiento de una hija, Maya, de la relación con Marie-Thérése en 1935, provocaría la separación definitiva del matrimonio. Sin embargo, Olga seguiría apareciendo, de manera discreta, en la obra de Picasso, un reflejo del vínculo que ella mantuvo hasta su muerte en 1955, escribiéndole cartas diariamente.

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