El centro cultural Conde Duque presenta la exposición MADRID ART DÉCO, 1925: EL ESTILO DE UNA NUEVA ÉPOCA, que reúne unas cincuenta piezas, entre documentos, fotografías, vestidos, carteles, bolsos, y otros objetos, procedentes de las colecciones López-Trabado y Carlos Velasco, además de varias instituciones públicas, sobre esta estética y forma de diseñar de hace cien años. Un nuevo diseño que arranca en la Exposición Internacional de las Artes Decorativas e Industriales modernas celebrada en París en aquel año, inicialmente prevista una década antes pero cancelada por la Primera Guerra Mundial, donde nuestro país estuvo representada.
Hace una centuria, el mundo vivía tiempos felices en gran medida tras el trágico conflicto bélico. Igualmente, de crecimiento y modernización de la sociedad, que se hizo de masas y se volcó en el consumo masivo. La radio, el cine, la prensa, las revistas, de esta manera, iban a ser empleados para estar a la última moda y contagiarse, por así decirlo, de las nuevas costumbres en la que juega un papel fundamental una cierta liberalización de la mujer, que accede al mercado de trabajo, practica deporte y sale del hogar familiar al que había estado vinculada en exclusiva. El nuevo diseño Art Déco define estos nuevos tiempos, y los caracteriza, desde los más mínimos objetos de aseo, hasta los grandes edificios.
El recorrido de la exposición se estructura en seis apartados. El primero corresponde al desarrollo arquitectónico de Madrid, en especial del tercer tramo de la Gran Vía, que se construyó entre 1925 y 1932. Se alzaron nuevos edificios de oficinas, grandes almacenes, salas de cine y bancos, adecuados a los nuevos tiempos de crecimiento demográfico y nuevos hábitos de consumo. Prueba del nuevo estilo más funcional y estilizado, que se aleja del historicismo, son la sede de Telefónico, el edificio Carrión y el Coliseum. Innovador, fue también, el nuevo diseño gráfico que se puede observar en la portada de libros, revistas y en la prensa diaria. Un estilo influenciado por las vanguardias artísticas, cubismo y futurismo, así como de estilos antiguos, como el egipcio, que por aquellas fechas estaba de actualidad con el descubrimiento de la tumba de Tutankamón.
La transformación urbana de Madrid fue posible con los nuevos medios de transporte como el metro, el automóvil y el ferrocarril. De la misma manera, con el empleo de la la electricidad y las comunicaciones telefónicas. La ciudad y sus habitantes quedarían inmortalizados con el desarrollo de la fotografía, por un lado profesional, con la apertura de nuevos estudios, por otra, con su popularización al desarrollarse cámara adaptadas al público amateur. Unos habitantes que disponen de más tiempo libre al aprobarse la jornada de 40 horas, que emplean en la práctica de un deporte más democratizado, como el fútbol, el ciclismo o la natación, o a socializar en los numerosos bares y cafés que se abren con la nueva estética, como el Chicote y el Miami. De igual manera, en los cines, que son fuentes de inspiración de costumbres y modas, o el teatro de todo tipo, como los cines Callao o el Capitol, lugares de entretenimiento y de nuevas experiencias visuales y estéticas.
La Gran Vía fue el lugar donde se podía adquirir productos en los nuevos grandes almacenes, que vendían por catálogo, a precio único y con derecho a devolución. La moda femenina se hace más cómoda, sin aquellos aparatosos vestidos largos de antes. La mujer, a la par que se incorpora a la vida moderna, se corta el cabello, que cubre o no con un sombrero funcional, se preocupa cada vez más de su aspecto físico, impulsando la industria de la perfumería y el maquillaje. La estética masculina no se quedaba atrás en número de productos que proporcionaba a los varones una imagen acorde con los actores cinematográficos, adecuada la época.
No hay comentarios:
Publicar un comentario