jueves, 16 de octubre de 2025

El Art Déco en Madrid


El centro cultural Conde Duque presenta la exposición MADRID ART DÉCO, 1925: EL ESTILO DE UNA NUEVA ÉPOCA, que reúne unas cincuenta piezas, entre documentos, fotografías, vestidos, carteles, bolsos, y otros objetos, procedentes de las colecciones López-Trabado y Carlos Velasco, además de varias instituciones públicas, sobre esta estética y forma de diseñar de hace cien años. Un nuevo diseño que arranca en la Exposición Internacional de las Artes Decorativas e Industriales modernas celebrada en París en aquel año, inicialmente prevista una década antes pero cancelada por la Primera Guerra Mundial, donde nuestro país estuvo representada. 





Hace una centuria, el mundo vivía tiempos felices en gran medida tras el trágico conflicto bélico. Igualmente, de crecimiento y modernización de la sociedad, que se hizo de masas y se volcó en el consumo masivo. La radio, el cine, la prensa, las revistas, de esta manera, iban a ser empleados para estar a la última moda y contagiarse, por así decirlo, de las nuevas costumbres en la que juega un papel fundamental una cierta liberalización de la mujer, que accede al mercado de trabajo, practica deporte y sale del hogar familiar al que había estado vinculada en exclusiva. El nuevo diseño Art Déco define estos nuevos tiempos, y los caracteriza, desde los más mínimos objetos de aseo, hasta los grandes edificios.





El recorrido de la exposición se estructura en seis apartados. El primero corresponde al desarrollo arquitectónico de Madrid, en especial del tercer tramo de la Gran Vía, que se construyó entre 1925 y 1932. Se alzaron nuevos edificios de oficinas, grandes almacenes, salas de cine y bancos, adecuados a los nuevos tiempos de crecimiento demográfico y nuevos hábitos de consumo. Prueba del nuevo estilo más funcional y estilizado, que se aleja del historicismo, son la sede de Telefónico, el edificio Carrión y el Coliseum. Innovador, fue también, el nuevo diseño gráfico que se puede observar en la portada de libros, revistas y en la prensa diaria. Un estilo influenciado por las vanguardias artísticas, cubismo y futurismo, así como de estilos antiguos, como el egipcio, que por aquellas fechas estaba de actualidad con el descubrimiento de la tumba de Tutankamón. 






La transformación urbana de Madrid fue posible con los nuevos medios de transporte como el metro, el automóvil y el ferrocarril. De la misma manera, con el empleo de la la electricidad y las comunicaciones telefónicas. La ciudad y sus habitantes quedarían inmortalizados con el desarrollo de la fotografía, por un lado profesional, con la apertura de nuevos estudios, por otra, con su popularización al desarrollarse cámara adaptadas al público amateur. Unos habitantes que disponen de más tiempo libre al aprobarse la jornada de 40 horas, que emplean en la práctica de un deporte más democratizado, como el fútbol, el ciclismo o la natación, o a socializar en los numerosos bares y cafés que se abren con la nueva estética, como el Chicote y el Miami. De igual manera, en los cines, que son fuentes de inspiración de costumbres y modas, o el teatro de todo tipo, como los cines Callao o el Capitol, lugares de entretenimiento y de nuevas experiencias visuales y estéticas. 






La Gran Vía fue el lugar donde se podía adquirir productos en los nuevos grandes almacenes, que vendían por catálogo, a precio único y con derecho a devolución. La moda femenina se hace más cómoda, sin aquellos aparatosos vestidos largos de antes. La mujer, a la par que se incorpora a la vida moderna, se corta el cabello, que cubre o no con un sombrero funcional, se preocupa cada vez más de su aspecto físico, impulsando la industria de la perfumería y el maquillaje. La estética masculina no se quedaba atrás en número de productos que proporcionaba a los varones una imagen acorde con los actores cinematográficos, adecuada la época.

miércoles, 1 de octubre de 2025

La pintura de Raimundo de Madrazo


 

La Fundación Mapfre de Madrid presenta la exposición, RAIMUNDO DE MADRAZO, que reúne un conjunto amplio de su obra artística con más de cien obras a modo de antológica, provenientes de las más reputadas instituciones nacionales e internacionales, distribuidas en ocho secciones de manera cronológica y temática, de tal manera, que al comienzo del recorrido nos encontramos con sus obras de las más temprana juventud, pues en su etapa de formación dio muestras de su talento precoz. En sus primeros cuadros religiosos o de historia, observamos la influencia de su padre, Federico, y su abuelo, José, pintores famosos de su época, que llegaron a ser directores del Museo del Prado, y otras entidades artísticas españolas. Además, sus tíos, como parte de la familia de su madre, completaban un entorno propicio para la práctica de la pintura y el dibujo. Sin embargo, nuestro artista decidió desarrollar una carrera dirigida al mercado, a los gustos de la clientela privada, que a los concursos oficiales.



Raimundo se estableció desde comienzos de la década de los sesenta en París, primero para formarse, luego para seguir su propia iniciativa al margen de los apoyos y dictados de su familia. Tuvo éxito entre la clientela de la alta burguesía, que florecía por esos años en la capital francesa. Una clientela que apreciaba sus cuadros de género, y sus retratos, que valoraba un estilo elegante, preciosista, que atendía al detalle con destreza técnica, sustentado en un extraordinario dibujo y en un rico colorido. Por un lado realista, por otro idealizado en la representación de la vida ociosa y privada de esta clase social, de la descripción de sus interiores domésticos. Un estilo intermedio, que la comisaria de la exposición denomina, Juste milieu, entre el academicismo y la pintura moderna, primero el Impresionismo, luego la de vanguardia.



Durante sus años de éxito en París, se centró en pequeños cuadros costumbristas, llamados, tablealutins, que nos descubren la vida de la burguesía, de sus fiestas de máscaras o sus salidas al teatro, del ocio de bellas mujeres en sus ricos interiores domésticos. Un capítulo de la exposición se centra en la modelo que encarnó las distintas facetas de la mujer francesa, Aline Masson, que protagoniza esos personajes femeninos anónimos que protagonizan las más variadas escenas. En la Exposición Universal de 1878, se consagró su fama al recibir la medalla de primera clase y la condecoración de la Cruz de la Legión de Honor, tras participar con catorce cuadros. Al termino de la centuria, quedaba muy atrás el atractivo de su pintura, un estilo enriquecido por la influencia de su cuñado, Fortuny, muerto mucho antes en 1874. Miró, entonces, al continente americano, donde su pintura seguía demandada por los clientes, especialmente los retratos. A ellos se iba a dedicar, residiendo durante el invierno desde 1897 en Nueva York. 



La clientela norteamericana estaba formada por las grandes fortunas provenientes de la industria, magnates, como Archer Milton Hutington, fundador de la Hispanic Society of America o Cornelius Vanderbilt II, que le atraía su estilo elegante y preciosista, sus rigurosos retratos que mostraban una riqueza tradicional a la que aspiraban. Desde 1914, regresa a Francia y se establece en Versalles. En sus años finales hasta su muerte en 1920, su pintura se ve influenciada por la moda dieciochesca, que reivindicaba los tiempos de Luis XIV y Luis XVI. Evoca un esplendor pasado con un lenguaje menos preciosita que en décadas anteriores. Sin duda, la prueba precisa de su decadencia y valoración, para luego ser olvidado por la historiografía del arte, circunstancia que hoy empieza a ser cambiada.



jueves, 4 de septiembre de 2025

El arte de Néstor Martín-Fernández de la Torre



 El Museo Reina Sofía presenta la exposición, NÉSTOR REENCONTRADO, que supone una retrospectiva del artista canario, Néstor Martín-Fernández de la Torre, hoy poco conocido salvo en su archipiélago natal, y singular en sus propuestas a comienzos del siglo XX. A través del recorrido de la misma se descubren sus diferentes y ricas facetas, desde la pintura de lienzos, la de carácter mural, y el diseño de escenografías y vestuario teatral, el diseño de portadas de libros y estampados de telas, y la decoración de muebles. Fue un auténtico personaje volcado al arte desde edad temprana. Nacido en una familia acomodada y culta, tuvo una exquisita educación por parte de los pintores Eliseu Meifrén i Roig y de Rafael Hidalgo de Caviedes, además de su participación desde joven en las tertulias madrileñas, donde entró en contacto con otros pintores y artistas. Una formación que se hizo cosmopolita al residir primero en Londres en 1904, y conocer la corriente prerrafaelita, luego en París, donde se sumergió en el simbolismo.





Resulta sobresaliente para el visitante que la exposición del Reina Sofía, muestre las obras desde su primera juventud hasta configurar su estilo propio, reconocible. Un recorrido articulado en diez secciones, tanto cronológicas como temáticas, de un pintor que era valorado por las revistas culturales de su tiempo y mostrado por las galerías. Un hecho que podemos comprobar en los documentos expuestos en las salas. De esta manera, fue un periodo fundamental, su estancia en Barcelona entre 1907 y 1913, atraído por la arquitectura modernista. Su éxito entre los coleccionistas locales y del mundo cultural, no obviaron las críticas al mostrar sus cuadros desnudos con ambigüedad sexual, sin respetar los cánones binarios de masculinidad y feminidad, como en Epitalamio ( o las bodas del príncipe Néstor) (1909), o las obras dentro de la exposición celebrada en Fayans Catala en 1911, que le sitúan en el decadentismo y preciosismo, con figuras andróginas y homoeróticas. Unas figuras que recuerdan la impronta de la pintura renacentista y manierista, de Leonardo y Miguel Ángel.






El comienzo de la Primera Guerra Mundial hizo que se estableciese en Madrid donde conoció a Federico García Lorca, frecuentando la Residencia de Estudiantes, donde conoció al futuro compositor, Gustavo Durán Martínez, su pareja durante una década, a quien retrató. Uno de los grandes proyectos de su etapa de madurez fue la construcción del Palacio del Atlántico, que pretendía decorar con grandes pinturas referidas a los cuatro elementos: agua, tierra, aire y fuego. Sólo llevó a cabo un grupo de ellas, como el Poema de los elementos, y otras trece, insertas en el Poema del Atlántico y el de la tierra. Se muestran exuberantes de erotismo, que incorpora principios esotéricos y de la masonería, en un marco simbolista y protosurrealista. La  amplia exposición completa su recorrido a espacios dedicados a los retratos de mujeres, y representaciones de una feminidad no sometida, marcada por el art decó y el folklore español.





Otras secciones se centran en el tema del sátiro, figura masculina con cuernos de carnero, que transmiten gran fuerza sexual; en mostrar su talento escenográfico, como el desarrollado para El amor brujo de Manuel de Falla de 1915, donde se aleja del costumbrismo en favor de la vanguardia; en la obra muralista, desde los plafones del Salón del Tibidabo (1909), hasta la decoración del Salón de Baile del Casino de Santa Cruz de Tenerife (1932-1936); en los diseños de los más variados objetos, como telas, portadas de libros, muebles, y arquitecturas; y la promoción de las Islas Canarias, su lugar de nacimiento y presente continuo en su pintura, en favor de su conocimiento y ser atractiva para el turismo. El mar y sus criaturas, la naturaleza propia, los deportes, las fiestas, la indumentaria, la artesanía, la danza, englobadas en la cultura popular con el término, tipismo, fueron puestas en valor por Néstor.





miércoles, 3 de septiembre de 2025

Madrid Icono Pop


La sala El Águila de la Comunidad de Madrid, presenta la exposición, MADRID ICONO POP, 1964-1979, que reúne unas 200 piezas, entre fotografías, prendas de moda, documentos, e imágenes de cine y televisión de la época, para ilustrar la cultura popular de la capital al final del franquismo. Una época en la que la ciudad tuvo numerosas visitas de actores que participaban en las numerosas producciones internacionales. Algunos se quedaron a residir en ella pues enlazaron una producción con otra, o eran ellos mismos quienes se encargaban de los proyectos. También, de numerosos cantantes que actuaban en la televisión española, o vinieron para participar en el Festival de Eurovisión. Todos ellos fueron captados por la cámara de Gianni Ferrari, por aquellas fechas el mejor fotoperiodista junto con su agencia, Contifoto.



Gianni Ferrari nos cuenta en el vídeo que introduce la exposición, que normalmente era el único fotoperiodista que hacía reportajes completos a los actores y cantantes del momento, así como de la alta sociedad, en la que se encontraban los Príncipes de España y la aristocracia, como la duquesa de Alba. No es de extrañar que la presente muestra se quede corta ante su amplio archivo que parece reunir más de 100.000 ejemplos. Afirma que nunca robó una fotografía, sino que pedía permiso, para realizar los reportajes, e incluso las fotografías de calle, como las que realizó de Audrey Hepburn yendo de compras, o de Grace Kelly en el Rastro, lugar de visita obligada para estas celebridades internacionales. La ciudad de Madrid convertida en un auténtico plató de cine contrastaba con una sociedad sometida bajo el peso del régimen dictatorial.



Las primeras boutiques de moda como la Casa Bique, situada en un palacete de la Castellana, fueron lugares para inmortalizar a las actrices o a las modelos que se vestían de elegantes diseñadores como Pedro Rodríguez, Balenciaga o Pucci. Luego Gianni Ferrari, vendía las imágenes a las revistas de moda. La farándula española inmortalizada por su cámara es amplia. Destacan, sobre los demás, Marisol y Rafael. Les siguen, Lola Flores, Concha Velasco, Sara Montiel, Marujita Díaz, Rocío Durcal y el bailarín, Antonio Gades. De los extranjeros, la mayoría son europeos, grandes actrices como Jean Moreau, Julie Christie, Claudia Cardinale, Romy Schneider o Brigitte Bardot, entre otras. Directores de cine como John Huston o Jean Negulesco; cantantes como Silvie Vartan y Johny Halliday. Una larga lista de personajes captados en diferentes situaciones, unas de rodaje, otras de visita por los locales de interés de la capital.



miércoles, 28 de mayo de 2025

Arte español del siglo XX


La Fundación Cristina Masaveu Peterson presenta la exposición, COLECCIÓN MASAVEU. ARTE ESPAÑOL DEL SIGLO XX. DE PICASSO A BARCELÓ, que reúne cien de las obras más destacadas de sus fondos de este siglo. Obras de carácter pictórico y escultórico, aunque también sobre papel y fotografía. Un recorrido que proporciona una visión propia de la evolución del arte en nuestro país, determinada por los gustos e intenciones de las compras, que de todas maneras, cubre las distintas tendencias del mismo. La exposición, así,  se estructura a través de apartados con las distintas afinidades de un conjunto amplio de artistas. Arranca con la sección, Juan Gris, Picasso, Blanchard, González y las vanguardias, es decir centrada en el cubismo, según diferentes ejemplos, siendo la más representada con tres obras la artista santanderina.



En Nostalgias y temores otros caminos de lo moderno, destacan obras singulares, desde un Sorolla hasta una de José Gutiérrez Solana del interior de un prostíbulo, pasado por magníficos ejemplos de Isidro Nonell. También, de Salvador Dalí, con dos obras de paisaje. Ética y estética de la Escuela de París a Joan Miró, el siguiente apartado, reúne pinturas y esculturas hasta mediados de siglo. Podemos contemplar ejemplos de artistas como Oscar Domínguez, Luis Fernández, Francisco Bores, y del pintor catalán. La entrada a una nueva época está presidida por un enorme lienzo, otra vez, de Salvador Dalí, que responde a su estilo más reconocido. En la segunda mitad del siglo XX, los caminos artísticos se bifurcan. Entre ellos se encuentran los llamados Realismos, que en el recorrido lo componen obras de Antonio López, con un paisaje del sur de Madrid, y el interior de un servicio, o Carmen Laffón. 



Posteriormente, un amplio conjunto se refiere a la pintura abstracta en la sección Informalismos; Españoles en Nueva York; Paisaje y abstracción, y Abstracción geométrica, donde sobresalen nombres como Manuel Millares, Manuel Rivera, Luis Feíto, Eduardo Chillida, Antoni Tàpies, Antonio Saura, Fernando Zóbel y Gustavo Torner. Secciones con otra impronta lo forman, ¿Pop? Imagen y Compromiso y Figuraciones madrileñas. En Barceló, nos enfrentamos a tres obras de su mano que cubren las paredes de un pequeño espacio, fruto del interés por unos años del coleccionista Pedro Masaveu por su obra. El recorrido termina con Fin de siglo, que exhibe esculturas de Joan Brossa, Cristina Iglesias y Jaume Plensa, entre otros.



martes, 20 de mayo de 2025

La autonomía del color


 

La Fundación Juan Marcha presenta la exposición, LO TIENES QUE VER. LA AUTONOMÍA DEL COLOR EN EL ARTE ABSTRACTO, que tiene a esta cualidad como centro de interés en el mundo contemporáneo. El título ya de por sí es significativo, una frase del filósofo Walter Benjamín. Otros se interesaron por él desde el siglo XVIII hasta nuestros días, a través de estudios científicos, destinados a su entendimiento para todo tipo de actividades. Newton descubrió que formaban parte de la luz blanca cuando se descompone al atravesar unos prismas. El ojo humano está capacitado para captarlos según su longitud de onda particular. Otros rayos, en cambio no, como los infrarrojos y los ultravioleta. El blanco contiene por tanto, todos los colores, y el negro su ausencia. 



El color se muestra en toda su libertad en el arte abstracto, pero hunde sus raíces de autonomía, respecto a modelos narrativos, ni a otros elementos de valor gráfico, desde finales del siglo XIX. Nos lo muestra la exposición, al reunir un conjuntos de pinturas y esculturas, que fueron realizadas por importantes autores de este estilo, como Ives Klein, Lucio Fontana, Malevich, y un largo etcétera.  Un conjunto que se complementa con instalaciones de luz, y dos espacios característicos, uno que mira hacia el pasado, a modo de Cámara de maravillas, que incluye publicaciones de las teorías artísticas y científicas del color, desde el siglo XVIII; esculturas y pinturas; y pigmentos y tintes naturales y sintéticos, entre otros. El segundo espacio, Coloramas, es una instalación de vídeo formada por varias pantallas que añaden conocimientos al recorrido de la exposición.



Al final del mismo, el visitante tiene que atravesar tres espacios de distinta luz vacíos, que nos hablan de su importancia en la visión humana. Por otra parte, decir que el color no es neutro, como podemos pensar, y ha adquirido, distintas simbologías según las diferentes interpretaciones culturales. Si el blanco es pureza y el negro, luto, en occidente; el blanco lo es en oriente, y el negro, fortaleza. El libro de artista tiene un papel central en la exposición, como aquellos modernos, que lo tienen como protagonista de sus investigaciones. Por tanto, la experiencia del visitante de la muestra es amplia, desde las propias obras artísticas, que desarrollan el tema, hasta los libros que han reflexionado sobre un asunto, que autores como Umberto Eco, calificaron de complejo.



viernes, 25 de abril de 2025

Guardi y Venecia


 

El Museo Thyssen presenta la exposición, GUARDI Y VENECIA EN LA COLECCIÓN DEL MUSEO GULBENKIAN, que reúne todas las pinturas que dicho museo atesora, unas 18, más un dibujo, formando una pequeña muestra de este artista, como colaboración entre distintas instituciones. Están fechadas entre 1765 y 1791, y se agrupan según representen los lugares más icónicos de la ciudad; las fiestas y los eventos multitudinarios; y los alrededores y algunos caprichos. Guardi, tras el fallecimiento de Canalleto en 1768, se convirtió en el vedutista más importante de Venecia. Si al principio, siguió el estilo preciso de su predecesor, luego desarrolló uno propio más dinámico y emotivo.



Entre las vistas más repetidas, destacan las que representan al puente de Rialto desde distintos puntos de vista. Un puente que el artista se permite pintar según el antiguo proyecto de Palladio. Este lugar era el centro económico de la ciudad, y hay atracaban las barcazas que abastecían a los mercados situados alrededor del Gran Canal. También, otros puntos destacados eran la plaza de San Marcos y el Palacio Ducal, sin olvidar el conjunto de San Giorgio Maggiore. Una de las fiestas más importantes era la de la Ascensión, que conmemoraba la hegemonía de la República sobre el mar, y se escenificaba con la salida del Dux a bordo del barco, Bucintoro. Igualmente, eran destacadas las vistas de regatas, que propiciaron extraordinarios escenarios compuestos de embarcaciones, arquitecturas engalanadas y grupos de figuras, donde el cielo y el agua comparten protagonismo.



Frente a los grandes acontecimientos, Guardi, representa los alrededores modestos de Venecia, como Dolo, donde cobra protagonismo la vida cotidiana de personajes anónimos que se encargan de sus labores diarias. Finalmente, esta pequeña exposición, muestra el tema de los caprichos, que tienen como motivo central, el paisaje junto a templos, ruinas, pórticos y arcadas. Son pequeñas obras en las cuales se deja llevar por la inventiva por medio de una pincelada suelta y dinámica. Transmite el paso del tiempo a través del deterioro de los elementos envueltos en una atmósfera lírica, embargándonos de un sentimiento de nostalgia.