La Fundación Canal presenta la exposición, MATISSE. METAMORFOSIS. ESCULTURAS Y DIBUJOS, sobre una faceta desconocida del genio francés, asociado al color del Fauvismo, a una visión optimista o alegre de la vida. Pero Henri Matisse tuvo una vocación de artista interdisciplinar más allá de la pintura, entendiendo la expresión artística susceptible de ser empleada de diversas maneras. No sorprende tanto, así, que tuviese un trabajo escultórico, cuyo resultado es más dramático, intenso e introspectivo, donde el artista experimenta y crea obras fruto de su obsesión por el cuerpo humano, principalmente de la mujer. Las realizó durante toda su vida sin una progresión cronológica, constituyendo un conjunto de unas 84 esculturas, todas de pequeño tamaño, realizadas en bronce según la técnica de la cera perdida. De todas ellas, la exposición muestra unas 33, más de un tercio, relacionadas con dibujos, grabados, y fotografías antiguas de las imágenes que le sirvieron de modelo o inspiración.
La exposición organiza su exhibición en cinco secciones temáticas: Figuras agachadas; Figuras tumbadas; Figuras con brazos levantados; Retratos, y Motivos y variaciones. Matisse para la elaboración y creación escultórica tiene presente los modelos clásicos grecolatinos que representaban dioses o héroes. También la escultura contemporánea de Aristide Maillol y Rodin, además de sus procesos creativos. De hecho, dos ejemplos del primero aparecen en la misma, contrastando de manera evidente, pues las superficies elaboradas de Matisse son angulosas sin formas depuradas, resultantes del trabajo sobre la materia plástica que sirve de estructura para el bronce. De ahí surgen las series de un mismo motivo, que es el sistema creativo de Matisse, repetitivo sobre una misma idea a desarrollar. La estética definida del artista tiende a la abstracción del cuerpo humano y a la expresividad de la fragmentación y la simplificación de las formas. De esta manera se aleja del academicismo y entra de lleno en la modernidad.
Las esculturas de las venus antiguas le sirven de inspiración como observamos en su pose agachada. De ahí experimenta con la figura acurrucada o encogida, un tema muy repetido también en su obra pintada y dibujada. A través de las figuras tumbadas o reclinadas, explora la calma, la sensualidad y la intimidad. En otras la dota de un cierto dinamismo que favorece la torsión de las formas. La pose con los brazos levantados procede de la iconografía antigua de Andrómeda y de la representación del San Sebastián del cristianismo. Además coincide con la influencia de la escultura primitiva africana cargada de erotismo. Preside la sala principal de la muestra una de sus últimas obras, el Cristo de la capilla de Vence. Cercana se encuentra su última escultura,(1950), que representa a la modelo Carmen Leschennes, de ese apodo, que representa su imponente anatomía atlética, evocando la escultura griega y la metamorfosis de los humanos en plantas, de un tema que preocupó al artista al final de su vida, la simbiosis de los femenino y lo vegetal.
Otra sala, más pequeña se dedica a los retratos en tres series, dos para sus modelos, Jeannette y Henriette, y una para su hija, Margerite, aunque las obras más antiguas son dos bajorrelieves en grandes medallones, retratos de su pareja, Caroline Joblaud. Matisse pretende no representar de manera fiel el rostro, sino el carácter, la impresión que le proporcionan desde una relación afectiva, para ello parte de un dibujo, luego llega a un modelo en barro, que ha sido trabajado con las manos, para dar lugar a la pieza resultante de bronce, a la que seguirán otras obras sobre la misma modelo en un camino hacia la abstracción. Finalmente, las sala bajo las bóvedas de ladrillo visto, se dedica a la quinta sección, Motivos y variaciones, la única que no está dedicada a la escultura, sino al dibujo, basándose en el lienzo, Rama de hiedra (1916), realizado durante la Primera Guerra Mundial, que presenta un tema vegetal que retomará Matisse años después para este proyecto en el que experimenta sobre un motivo base desde el que va realizando variaciones como el gesto de un hombre que busca su camino, a tientas, en la oscuridad. De esta manera, el visitante, puede contemplar 11 dibujos del Motivo H, que junto a otros, estuvieron clavadas en las paredes de su taller, a modo de fotogramas, que luego fueron reunidos en un libro de 1943 bajo el título que da nombre a esta sección.