La Fundación Casa de México en España exhibe la exposición, FRIDA KAHLO: ALAS PARA VOLAR, que reúne 31 obras originales y 91 fotografías, por tanto, un pequeño conjunto de piezas, pero significativas de esta portentosa pintora. Su ausencia de las colecciones españolas hace que la muestra actual sea del máximo interés. El conjunto se centra en el artista y su obra, aunque no deja de lado su intensa vida, al personaje creado en su época, y que perduró con el tiempo haciéndose más grande, superando a su propio marido el pintor Diego Rivera, con el que tuvo una relación afectiva y artística, de mutua necesidad y de infidelidades recíprocas. Una relación tormentosa que se concretó en dos matrimonios y un divorcio. El título de la exposición hace referencia a una frase de la pintora que nos indica otro de los condicionantes de su actividad artística: el accidente por el que se dañó la pelvis y la columna vertebral cuando tenía 18 años. De todas las maneras fue una niña enfermiza que sufrió la polio por el que tenía una pierna más corta que la otra.
En su obra está presente, por una parte, la herencia europea de su padre, de origen alemán, por otra, la mexicana, de su madre, próxima a las raíces indígenas, que ella manifestaría de muchas formas, en su propio vestuario, de tehuana, y en el apego a la vegetación mexicana. La exposición se divide en cuatro secciones: El retrato del otro: tradición y modernidad, el comienzo de la muestra, cuando retrata a sus familiares, a los amigos más próximos, luego a ella misma, siendo una característica esencial de su producción. El cuadro, Mi nana y yo, preside la sala, donde la pintora es amamantada por una criada al no poder serlo por su madre. La segunda sección se denomina, Dualidad: vida y muerte, que se refiere a l ciclo que rige la vida, completado por el día y la noche, el sol y la luna. En la sala destaca el retrato de ella y Diego, y el famoso Autorretrato con changuito.
Frida quiso tener hijos a lo que se oponía Diego. Fruto de ello tuvo tres abortos que le influyeron para plasmar en su pintura la condición femenina, centrada en su cuerpo, como factor esencial de la fertilidad, en su caso frustrada, secuela del accidente. Una condición femenina, que está presente, igualmente, en resaltar los casos en que la mujer es víctima de violencia de género. Conforma, así, a lo largo de su trayectoria, una obra que representa su condición individual y su identidad personal. En palabras de Diego Rivera, que la consideraba una artista genial, su pintura exaltaba la condición femenina de la verdad, la realidad, la crueldad y la pena. Se puede añadir que a través de la utilización de símbolos sobre una base realista, mágica, expresión de sus obsesiones. Según André Bretón, un estilo surrealista, aunque ella lo negara.
Las dos últimas secciones se titulan, Alas rotas: dolor y esperanza, y Naturaleza viva: identidad e intimidad, que aluden a su idea que ella estaba, en parte impedida, por la enfermedad y el dolor para vivir normalmente, sin embargo, podía volar debida a su creatividad artística por medio de la pintura y el dibujo. De todas las maneras su vida política, social y amorosa fue intensa. Estuvo en contacto con fotógrafos como Tina Modotti y Manuel Álvarez Bravo, intelectuales y revolucionarios como León Trotsky, líder de la Revolución Rusa. Así lo vemos en una de las proyecciones que se muestran en el recorrido. Alcanzó la fama artística, primero en EEUU, luego en París, y finalmente, en México. La última sala está presidida por el cuadro, La columna rota, en una pared las fotografías de su vida desde la niñez. En la otra, una línea del tiempo con su vida. Finalmente antes de la salida, las hojas de su diario, escrito diez años antes de su muerte cuelgan del techo, que ponen fin a un intenso trayecto de dolor y creación pictórica.
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