viernes, 3 de noviembre de 2023

Judíos y conversos en la pintura medieval


El Museo del Prado organiza la exposición, EL ESPEJO PERDIDO. JUDÍOS Y CONVERSOS EN LA ESPAÑA MEDIEVAL, que reúne un conjunto de obras, pinturas, esculturas, estampas y libros iluminados sobre la imagen de estos grupos entre 1285 y 1492, un auténtico espejo que refleja los modos de ver desde la mentalidad de aquella época a otras personas o comunidades, en este caso con unas creencias religiosas diferentes, y por tanto, costumbres, que van a chocar y confrontarse según pase el tiempo. Las imágenes de retablos o de libros iluminados nos informan de una trayectoria que desembocará en la expulsión de los judíos en 1492. La muestra delimita este desarrollo en cinco apartados fundamentales. El primero se titula, Transferencias e intercambios, que nos informan de la colaboración entre las dos comunidades, de artistas para unos comitentes, en ambos sentidos.






Los cristianos eran buenos conocedores de las costumbres hebreas influenciadas por su religión. No creen en el poder de las imágenes, pero las representaciones cristianas van a utilizar el contexto de los libros bíblicos, esa convivencia, para ambientar dichas representaciones. Sin embargo, las imágenes fueron resaltando el enfrentamiento doctrinal a la par de los escritos de los teólogos. Corresponde al segundo apartado, De precursores a ciegos, que alude a la ceguera de no tener fe en la divinidad de Cristo. por tanto las imágenes pictóricos resaltarán su figura, y se crearán imágenes alegóricas que representan a la sinagoga con una venda en los ojos. En el siguiente apartado, Antijudaísmo e imágenes mediáticas, se aborda una extensa iconografía beligerante, que construyen una imagen deformada del judío como profanador y deicida. Le ven con rasgos físicos caricaturescos, de nariz aguileña, grandes mantos con capucha o gorros puntiagudos, que cometen atrocidades con la hostia o con imágenes de culto.






Este espejo refleja las creencias, miedos y ansiedades de los cristianos a finales del siglo XIV, que llevó a los grandes pogromos de la última década. Unas persecuciones y matanzas que supusieron la destrucción de los barrios judíos de las ciudades de Castilla y de Aragón. Tuvieron como consecuencia masivas conversiones al cristianismo. Sin embargo, no terminó ahí la desconfianza de los cristianos con este nuevo colectivo. Pensaban que seguían practicando sus ritos en secreto, el llamado criptojudaísmo. No le quedó más remedio que invertir en escultura y pintura cristiana para demostrar la solidez de su nueva fe. La exposición muestra una serie de obras encargadas por ellos, o creadas dentro de este ámbito, como las obras del pintor Bartolomé Bermejo. Estos aspectos pertenece al apartado, Imágenes para conversos, Imágenes de conversos.






Finalmente, el último apartado, Escenografías de la Inquisición, corresponde al último cuarto del siglo XV, después de la creación de la Inquisición española por parte de los Reyes Católicos. Un tribunal que perseguirá a los criptojudíos principalmente. Expone una serie de sambenitos, la escultura yacente del inquisidor, Pedro de Arbués, que fue muerto de forma violenta por unos herejes, y sobre todo las pinturas de Pedro Berruguete del monasterio de Santo Tomás de Ávila, perteneciente a la orden de los dominicos, encargada de la Inquisición, cuya figura más importante en aquellos años fue Torquemada. Representan a su dos santos principales, santo Domingo de Guzmán y san Pedro Mártir, que a su vez los vemos en el cuadro, la Virgen de los Reyes Católicos. La pintura, el dibujo, la estampa y la escultura, se convierten, por tanto, en espejo de la afirmación de la religión cristiana, y de los prejuicios y estigmatizaciones con otras comunidades religiosas, los judíos o musulmanes, también enemigos políticos y militares, sobre todo los segundos, en aquella época, que culminaría con su expulsión de los primeros en 1492.



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