sábado, 4 de noviembre de 2023

La pintura de Eduardo Rosales


 

El Museo del Prado realiza una exposición homenaje con motivo del 150 aniversario de la muerte del pintor Eduardo Rosales de quien posé la más importante colección de oleos y dibujos. Para ello reparte sus obras más importantes en dos de sus espacios, aquellas que habitualmente reúnen sus cuadros de historia, y otra más pequeña que incluye las últimas adquisiciones. Ante el aficionado se muestra uno de los pintores más importantes de su tiempo con un estilo personal de gran modernidad. Formado en la Academia, residió y trabajó varios años en Italia y Francia, que dejaron una amplia huella en su obra. De esta manera podemos observar la influencia italiana en óleos como Estigmatización de santa Catalina de Siena a partir de Il Sodoma (1862) y Tobías y el Ángel (1858-1863). Su prolongada enfermedad, la tuberculosis, no impidió adquirir fama en las exposiciones nacionales y en las ferias internacionales donde fue galardonado. Se conservan de él numerosos dibujos, y trabajó en varios géneros: retrato, paisaje, pintura religiosa, e histórica. Será en este último donde será recordado. 



En este pequeño homenaje del Prado, podemos volver a contemplar las impresionantes, Isabel la Católica dictando su testamento (1864) y la Muerte de Lucrecia, junto a sus bocetos, donde muestra, sobre todo la segunda, la modernidad de un estilo de raíz realista que parte del conocimiento de Velázquez. Un estilo de ejecución sintética y pincelada larga y amplia que transmite de forma abocetada el dramatismo de la escena. Igualmente interesantes son las obras también de temática histórica pero de pequeño tamaño, recientemente adquiridas como Doña Blanca de Navarra entregada al captal de Buch (1869) y Doña Juana de Castilla en los adarves del castillo de la Mota (1873). Mas conocida es la Presentación de Juan de Austria al emperador Carlos V, en Juste (1869).  El pintor, también, nos muestra sus cualidades de retratista. Dos pinturas representan la efigie de su mujer, Maximina Martínez de Pedrosa, prima suya, uno frontal de 1860 y otro, siete años después, de perfil con un vestido negro y mantilla. Eduardo Rosales fue huérfano, de origen humilde, acogido en la adolescencia por su tía materna, Antonina Martínez de Pedrosa, de quien se conserva un boceto preparatorio para su retrato.







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