viernes, 21 de marzo de 2025

La Naturaleza en la Antigua Grecia


El Museo Arqueológico Nacional presenta la exposición, ya en sus últimos días, ENTRE CAOS Y COSMOS. NATURALEZA EN LA ANTIGUA GRECIA, con motivo del décimo aniversario de la reforma del museo, que reúne un centenar de vasos griegos, terracotas, esculturas y monedas, procedentes de las importantes colecciones que atesora, algunas adquiridas de las que fueron propiedad del Marqués de Salamanca, y de otras instituciones actuales, nacionales e internacionales. Descubrimos, así, la manera de entender el mundo, su origen y transformación, que tuvieron los griegos antiguos, base de nuestra civilización. Una forma de entendimiento mítico, irracional y racional, explicada por las pinturas de los vasos, las formas escultóricas, e incluso, las representaciones de las monedas. Fueron iconografías originadas en la más remota protohistoria, que evolucionaron según su pensamiento. La exposición se complementa con textos de la literatura y la filosofía.



Los antiguos griegos pensaban que no hay nada más admirable que el ser humano. Su antropocentrismo lo observamos en la representación de los dioses, los héroes y los mortales. Creían en un origen antes de la Naturaleza conocida, que fue reconducida desde el Caos. Una Naturaleza primero salvaje, tal vez una edad de oro, a otra conquistada por los dioses. A la Tierra se une el mar, dominado por Poseidón, un medio necesario para la civilización, pero lleno de peligros, porque conduce al Hades, el destino de las almas de los muertos. Tanto los dioses como los hombres se debaten entre las fuerzas de sus deseos, del impulso generativo del Eros. Los primeros, sobre todo, Zeus, puede llegar a cambiar de aspecto, convertirse en un animal para satisfacerlos. Los héroes son semidioses, inmortales hasta cierto punto, de cuyo bienestar se ocupa la diosa de la sabiduría, Atenea. Los relatos míticos, representados en la pintura, nos hablan de sus hazañas: de Ulises para el regreso a Ítaca; de Hércules sus trabajos; lo mismo, que de Teseo.



Por otra parte, existen criaturas híbridas, cuyo aspecto se forma entre uno o varios animales, como la Sirena, los Centauros, el caballo Pegaso, Cancerbero, y la terrible Quimera. Son seres psicopompos, moradores de los límites, mensajeros de los dioses. Todos ellos son visibles e invisibles en la Naturaleza humanizada, que nos proporciona los dones necesarios para sobrevivir, como el cereal, el aceite y el vino. También el pescado, imprescindible para nuestra dieta, como las distintas formas de ganado, que es sacrificado en las fiestas y rituales, además de emplearse como imágenes simbólicas de los propios dioses. La moneda es el mejor resumen del Cosmos, de la civilización griega, porque es imprescindible para la polis, que se extendió por el oriente y occidente del Mediterráneo. En su caras se representan muchas de sus características. 



Si el recorrido de la exposición se inicia con el Caos, en una pasillo con vídeos del choque del mar embravecido, cuyo límite es el relieve del nacimiento de Afrodita, según la famosa pieza del Trono Ludovisi, termina, con otro vídeo referido al Cosmos, la civilización, tras pasar, doce apartados que explican las perspectivas más significativas, aquellas comentadas, y estas otras, más precisas, como la Naturaleza mecánica, que nos refiere la creación por el dios Hefesto del primer robot o autómata, llamado Talos; o la de sabios como Dédalo en la corte del rey Minos, que construyó una vaca gigante para Pasifae, o de unas alas de cera, con la que murió su hijo, Ícaro. También hay un apartado relativo a los jardines, o a los brebajes, propios de un mundo privado donde la mujer desarrolla su actividad.



jueves, 20 de marzo de 2025

Cien años de Sorolla


 

La Galería de las Colecciones Reales presenta la exposición, SOROLLA, CIEN AÑOS DE MODERNIDAD, con motivo de su centenario, y que ha sido recientemente prorrogada hasta abril de este año. Una oportunidad para contemplar un conjunto de 77 obras originales del autor a lo largo de su carrera, comisariada por la bisnieta del autor, siendo un conjunto significativo las que provienen de su casa y museo madrileño, aprovechando las obras de su rehabilitación; otras, en cambio, proceden de las más renombradas instituciones que las atesoran. Incluye, además, un espacio con los hitos más importantes de su biografía. Se inicia con su retrato en mármol de Mariano Benlliure, que nos informa del éxito que tuvo en su tiempo a comienzos del siglo pasado, y su pleno atractivo en la actualidad. Sorolla fue huérfano, educado por sus tíos, para mostrar pronto su talento. Pensionado en Roma, tuvo a los grades maestros como referencia para su concepción de la pintura, muchos de ellos estudiados en el Museo del Prado.



La exposición se organiza en cinco grandes apartados, tanto temáticos como cronológicos: Rumbo al éxito; El mar, siempre nuevo; Sentir el retrato; Visión de España; Del paisaje al jardín. El escritor Blasco Ibáñez le llamó el pequeño Velázquez, pues sabía unir la verdad de los antiguos maestros, con la seguridad, frescura y brillantez de su pincelada. El éxito lo inició en Madrid, tras una obra centrada en la realidad cotidiana y en las injusticias sociales, que se han convertido en emblemáticas de su trayectoria. Los premios conseguidos en exposiciones y salones le llevaron a la cima de su carrera en 1900. Observamos, así, en el primer apartado pinturas como La vuelta de la pesca o El boulevard de París, que no se había visto nunca en público. Sorolla supo captar como nadie la luz de Valencia, la ciudad de su nacimiento, para incorporarla a su paleta para siempre. El artista trabajó largas jornadas sobre la arena de la playa demostrando su amor hacia el mar Mediterráneo, al litoral español. Crea, es esta forma, un estilo y una temática propia que le identifica.



Sus pinceles capturaron la vida de los pescadores; de las gentes, especialmente niños y adolescentes bañándose, desde diversos ángulos, jugando o secándose, dando importancia a la pose que recuerda el clasicismo; a los distintos tipos de luces, la de la mañana, la intensa del mediodía, la más dorada del atardecer. Además, de la calidad y los efectos del agua, especialmente el de Jávea. En cambio, el litoral del norte de España, es más propio para el turismo elegante, el único existente en la época,  que practicó el mismo artista y su familia. Si hay un apartado que recuerde a los grandes maestros antiguos, es el del retrato, donde captura un momento efímero, donde las miradas de cruzan con el espectador, a partir de su trazo firme. Son numerosos aquellos que capturan a la familia, su mujer individualizada y sus tres hijos, de la misma manera, y en grupo. También de personajes relevantes de la sociedad de su tiempo, como los premiados con el Nóbel y clientes de la alta sociedad.



En este punto del recorrido se puede visitar la sala de su biografía, compuesta de paneles iluminados y proyecciones de sus fotografías. Al fondo una de gran tamaño muestra el momento en el que el mismo rey Alfonso XIII, está posando al aire libre para el pintor. Recordar la fama que tuvo en la primera década del siglo XX. Una fama que se va a extender a EEUU por el encargo para decorar la Hispanic Society, que le llevará varios años recorriendo y pintando por las distintas regiones de la Península.  Constituye el apartado, Visión de España, cuando retrata también a sus gentes con los trajes típicos de la época. Unas semblanzas pictóricas imbuidas de espíritu regeneracionista, que reforzará con los numerosos paisajes naturales y urbanos, tan diversos de luces y de formas de nuestro territorio. Luego, al final de su vida, el tema principal será el jardín de su casa madrileña. Sorolla afirmará que no tiene una receta que defina su pintura, salvo que es expresión del alma.



martes, 11 de marzo de 2025

ARCO 2025


 

Un año más la Feria Internacional de Arte Contemporáneo de Madrid, que cumple su 44 edición, no deja indiferente al espectador. Si eres aficionado al arte mucho más, porque podías disfrutar de una amplia gama de pintura, escultura, fotografía, video, dibujo, cerámica, tejido, y grabado, además de la oferta editorial y de ocio asociada. Prueba de ello son las cifras de más de cien mil visitantes que recorrieron los pabellones 7º y 9º de IFEMA, que contenían un total de 214 galerías nacionales e internacionales, y obra de 1600 artistas, de los que un buen número eran mujeres. Las inclemencias del tiempo atmosférico no disuadieron, por tanto, al público asistir a este evento anual. Por otra parte, hubo también éxito comercial en la compra-venta por el ánimo elevado, e incluso euforia de las galerías y profesionales asistentes a su cierre. Las compras, solamente, de carácter institucional son significativas, por ejemplo las realizadas por el Museo Reina Sofía, y tres ministerios, a los que se unen, la Comunidad de Madrid, la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de la capital, junto a  fundaciones públicas y privadas. Tras el reciente fallecimiento de Helga de Alvear, su galería exponía obras de su propia colección y un libro sobre una mesa para mostrar las condolencias.



ARCO ha presentado propuestas acordes con la historia del arte contemporáneo, si nos fijamos en renombrados autores de vanguardia, de la primera y segunda mitad del siglo XX, como arriesgadas o emergentes en este mundo conflictivo que vivimos actualmente. Una oferta centrada principalmente en obras de artistas españoles e iberoamericanos. Artistas de estilo cubista, dadaísta, surrealista, abstracto, expresionista, mínimal, conceptual, realista, según los gustos. En un conjunto de ellas, aparecía la firma de Joan Miró, en otras tantas, de Tapies, muy numerosas, que nos informa del atractivo de su estilo en la actualidad. Llamó, igualmente la atención, los repetidos ejemplos de Pablo Palazuelo o Hernández Pijuán. Recuerdo varias obras también de Antonio Saura en distintos espacios. Se echaban en falta más oferta de fotografía, que perdía la partida frente a la pintura, las telas y la escultura más variopinta, sin excesos de tamaño, como en otras ediciones. Varias galerías mostraban la obra reciente de Miquel Barceló que revaloriza su prestigio.



La feria de este año mostró un capítulo ascendente en relación con las galerías y los artistas de América Latina. El pabellón 7º dedicaba un espacio particular a obras con la temática de la Amazonía, ese reducto de una naturaleza prodigiosa, fundamental para el planeta. Obras que muestran el diálogo con nuestro mundo urbano occidental, no solo por razones ambientales, sino por la realidades humanas de las poblaciones indígenas que están siendo masacradas de la misma manera que sus territorios, donde se busca la explotación económica. De esta manera, las manifestaciones artísticas contemporáneas expuestas están en contacto con los debates actuales, tanto políticos como sociales. Se podían observar reflexiones sobre el ascenso de la ultraderecha; las víctimas inocentes de las residencias de ancianos; la identidad de género o el transgénero; el deseo humano según su orientación; la religión y la pornografía; otras, nos referían a mundos de emociones y ensueños, o tenían como inspiración pinturas clásicas del pasado, que eran recreadas desde nuestra perspectiva del siglo XXI, así lo observamos con El triunfo de Baco de Velázquez, La maja desnuda de Goya, y El desayuno en la hierba de Courbet. Finalmente, podemos subrayar la exhibición sobresaliente de la escultura de Jaume Plensa y las fotografías de Pierre Gonnord, en los espacios de los diarios, EL PAÍS y el ABC.



jueves, 6 de marzo de 2025

Los otros surrealismos


 

La Fundación Mapfre de Madrid presenta la exposición, 1924. OTROS SURREALISMOS, con motivo del centenario de la publicación del Manifiesto escrito por André Breton. Comisariada por Estrella de Diego, reúne un conjunto extraordinario de pintura, dibujo, escultura, grabado, fotografía y secuencias de cine, de artistas adscritos a este movimiento de vanguardia, y de un conjunto de artistas, que recibieron su inspiración, pero no compartieron estrictamente el canon impuesto por el escritor francés. En este rico y clarificador conjunto no se obvian obras representativas de los autores más conocidos, sino que se añaden de aquellos que no lo fueron tanto. Un conjunto que se complementa con documentos escritos y revistas originales de la época. Además, tiene especial interés en mostrar la obra de aquellas mujeres que no han sido lo suficientemente reconocidas por la historiografía, pero que aquí se demuestra su número y valía.



El surrealismo fue un movimiento de vanguardia influyente y popular,  que nació hace cien años, pero que todavía se muestra en el arte contemporáneo. Se extendió de la literatura, de la poesía y la novela, a la pintura, el dibujo, el grabado, y la escultura, así como la fotografía y el cine. La exposición madrileña da cuenta de todo ello, en su lugar central, el Paris de los años veinte y treinta, como en las múltiples periferias de aquellos tiempos. Por ello, en la misma, nos vamos a encontrar con obras de los autores canónicos del movimiento, como Max Ernst, Yves Tanguy,  René Magritte, Paul Delvaux y Salvador Dalí. En los aledaños geográficos, los artistas españoles tuvieron una relevancia peculiar. Además del citado, también Luis Buñuel y Joan Miró, al que se une Oscar Domínguez, bien representado en la exposición, y un número extenso de artistas, localizados sobre todo en Madrid, Barcelona, Cadaqués y Tenerife. Bélgica, por otra parte, fue un centro disonante respecto a algunos postulados de Bretón.



El surrealismo pretendía mostrar el subconsciente, libre de ataduras morales y estéticas, según había teorizado Sigmund Freud. Para ello era esencial dar rienda suelta a las imágenes originadas en nuestros sueños, o mediante técnicas como el dibujo automático o la expresión plástica fruto del azar, sin reparar en encuentros fortuitos como el que subrayaba Lautréamont, entre un paraguas y una máquina de coser. La exposición desarrolla sus principales características en bloques temáticos que cubren los amplios espacios dedicados a la muestra: el sueño, el deseo, el automatismo psíquico, las relaciones con la naturaleza, la nueva visión de la ciudad, el cosmos... A medida que la situación política y social europea se fue complicando con el auge de los fascismos, se produce un desarrollo de los surrealismos en América, fruto de la emigración de los artistas. Así vemos importantes centros en Argentina, Brasil, México y Nueva York posteriormente. 



Un capítulo especial de la exposición son las mujeres artistas completamente relegadas por el movimiento surrealista. Bretón veía a la mujer como fuente de inspiración artística, bellas y sin nombre, las mejores intermediarias para expresar lo inconsciente, sin duda foco del deseo masculino. La intensa y extensa exposición madrileña trata de devolverles el lugar que les corresponde por derecho propio en la evolución del surrealismo. Para ello incluye obra de treinta y cinco creadoras con uno o varios ejemplos. Destaca, Gala Dalí, Maruja Mallo, Remedios Varo, Leonora Carrington, Dorotea Tanning, Amparo Segarra, Toyen, y Grete Stern, entre tantas que la exposición pretende reivindicar. Una exposición que mantiene el interés de principio a fin del recorrido, por la calidad, diversidad, y el número de obras seleccionadas.